martes, 21 de agosto de 2012

El cumpleaños de Mami

18 de agosto de 2012   La alegría de toda una vida. 

   ¡Cómo son las cosas!
En una misma semana enterrar a Tata Fina (lunes) y celebrar los 95 de Mami (sábado) ha sido ¿sorprendente?
El pasado martes me levanté triste, sin ganas de mucho. 


   Llamé a mis hermanos y todos pasábamos por lo mismo. Entendí por qué.  La empatía une y consuela.
Primera vez juntos en el agua
¡Que rápido sucedió todo!

Han operado valores familiares importantes; maneras de entender y celebrar la vida. Nos hemos fortalecido... nos hemos unido.

sábado, 18 de agosto de 2012

Tata Fina


Josefina Farage Saade-Jahnadeeb, falleció la madrugada del 12 de agosto de 2012 a los 92 años.  Fue la menor de tres hijas habidas en el matrimonio de mis abuelos libaneses, Salim Abraham y Marta (Malaki). Nunca se casó. Sus únicos sobrinos fuimos los 5 hermanos Vivoni Farage. Éramos sus regalones.  No dejó pasar unas Navidades, cumpleaños o Día de Padres en que nos obsequiase ropa y golosinas libanesas.  
Fue mi madrina.  Un ser humano extraordinario.  Logró combinar el profesionalismo (en una época en que las mujeres se abrían paso en ese campo), la jovialidad, el respeto y un enorme desprendimiento.  Siempre tenía a flor de labios una sonrisa y vestía de colores alegres.             
Después de graduarse de la universidad prosiguió estudios en maestría en Trabajo Social en Columbia University. Se desempeñó en el Departamento de Servicios Sociales y llegó a ser directora de la región oeste.  Tras su retiro, ayudó a su hermana Mary (Odette), ya fallecida,  en la dirección de una boutique de ropa femenina, Karima, en los bajos del Hotel La Palma en Mayagüez.
Cuando finalicé la escuela superior en Guayama, estudié en el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM).  Esos cuatro años de bachillerato los viví en la casa de mis abuelos y las Tatas.  Una casa de dos pisos en De Diego 54, con columnas griegas, puertas de celosías y balconadas de hierro forjado.  El apartamento de Las Tatas en Punta Arenas, Joyuda, fue otro de los escenarios en los cuales maduramos.  En el 5to piso del Condominio Playa Azul, pegadito al mar, celebramos tantos pasadías y reuniones familiares durante incontables fines de semana.
Siendo el mayor de cinco hermanos, fui el primero en abandonar el nido y en esos años de ‘libertad’ y rebeldía, de estudios, fraternidades, novias y fiestas, Tata Fina siempre estuvo presente. Su Plymouth Belvedere del 60 fue mi medio de transporte. 
Preparaba el mejor 'fudge' de chocolate del mundo.  Siempre se encariñó con los animales: primero los perros (Spoty y Juancho), luego los gatos (entre ellos, La Nena) y las palomas.
Batalló toda su vida, nunca se quejó y llevó una vida independiente en la misma casa de siempre.  Estando bien y conversadora el jueves, falleció de sábado para domingo.
Damos gracias a Dios por todo lo que ella significó para nosotros y para su hermana Vicky (Zaida Victoria), mi mamá; que precisamente hoy cumple sus 95.   Recordaremos a Tata Fina atesorando las mejores memorias de ella.