jueves, 26 de enero de 2017

Tanto Nadar Para Morir en la Orilla

         Cuando en nuestro país ocurre algún evento significativo que irrumpe y altera nuestra anquilosada depresión colectiva, se levantan bandadas de voces multidireccionales dentro del abanico ideológico que se extiende de izquierda a derecha.  Surgen quienes aplauden, los que atacan y los muchos que prefieren mantenerse al margen; concentrándose en las situaciones generadas por la inmediatez de la estrechez o abundancia económica.  Es sorprendente ver cómo defendemos nuestras percepciones como si de ello dependiese la vida; argumentándolas y exponiéndolas como verdades absolutas. 
   Se trata de perspectivas dentro del contexto del conocimiento limitado y parcializado que poseemos los simples mortales.  
   ¿Cómo es que hemos llegado a ser tan descarnados y antagónicos?  ¿Qué sucedió con el fundamento moral que exaltaba la dignidad humana y levantaba la bandera del respeto entre quienes discrepaban?  ¿Será qué los valores se han entremezclado  con los anti valores, qué existe una laxitud tal, que se han diluido?  
   ¿Cuál es la finalidad que perseguimos?  ¿Complementar unas 'verdades' con otras?  ¿Colaborar o competir? ¿Edificar o destruir?  ¿Polemizar?  ¿Prevalecer?  Cerca del final del camino, recurrimos a la dulce amiga; ‘la auto defensa' y nos justificamos tras el mito de la libertad, la democracia y el ser como somos. 
    La verdad de que poseemos una naturaleza finita y que sólo Dios conoce todas las cosas, debería alimentar nuestra humildad y ponerle coto a nuestra arrogancia. Sabernos gregarios: siendo parte de una familia, de un vecindario, una comunidad, un pueblo, un país y un mundo... debería convertirnos en portadores de solidaridad.
   Examinemos nuestras perspectivas y motivaciones; revisemos cuál es el resultado de nuestras posturas y preguntémonos ¿quiénes ganan y quiénes pierden con todo esto?  ¿Cuál es el efecto práctico de éste aparcelamiento dentro de la realidad más significativa que vive Puerto Rico: en nuestra vida moral, política y económica?  
     Hay mucho camino por delante y demasiadas distracciones. Concentrarnos en éstas últimas y discrepar al respecto, es perder la óptica de lo trascendental... y ganar un argumento en terreno trivial, es como nadar mucho para terminar muriendo en la orilla.