martes, 27 de junio de 2017

A LLENAR EL ESPACIO VACÍO

     Pensemos en un espacio dentro del cual acontecen todas nuestras aspiraciones, luchas y conflictos colectivos.  Ahí ubica, la centenaria dicotomía del destino isleño; sea como parte de la comunidad de naciones soberanas, sea integrados a una metrópoli o en el entremedio.  También se encuentra aquello que surge en las esferas de poder y autoridad, entre quienes se desempeñan con excelencia e integridad y aquellos que ceden ante la avaricia y la lujuria, incurriendo en la inmoralidad y la ilegalidad. Igualmente está, la protección del bienestar ciudadano y la defensa de sus libertades y derechos, así como la privación de los mismos mediante la sobre reglamentación, la imposición de contribuciones, la burocratización, la federalización y la ineficiencia.  En ese lugar se utiliza el lenguaje de la objetividad y el de la subjetividad;  el uso de la palabra y el concepto de manera certera, así como la referencia imprecisa y contradictoria sobre lo que es libertad, justicia, dignidad, igualdad y democracia. 
    Al extremo de esa zona efervescente;  de aciertos y fracasos, existe un límite tras el cual se muestra un espacio vacío…  hambriento y carente de soluciones.  El muro que las separa está compuesto de valentías y temores; alegrías y decepciones, activismo y apatía, huelgas y protestas, comentarios y análisis, de enajenación, abstención y participación.  Mientras no ocupemos ese espacio con una inventiva que genere nuevas opciones, el país implosiona y se auto destruye.  ¡Tratándose de nuestro patria, todos estamos ahí inmersos; por eso la imperiosa necesidad de ser creativos!
   ¿Soluciones?  Tal vez conviene derribar algunos de los mitos que tras el muro ha generado y drenado una extraordinaria dosis de energía puertorriqueña.  
   Ni la libertad o la democracia se encuentra en un estatus; ni siquiera dependen del mismo.
   Se predica la estadidad como la fórmula de la igualdad que nos hace partícipes de una nación donde se respetan las libertades y la democracia.  Nada más lejos de la verdad.  Estados Unidos es un país cuyo más reciente síntoma de decadencia es la elección de un presidente anómalo y destemplado, que ha aportado a que aflore la realidad de una nación corroída por el discrimen racial, económico, social y político; la corrupción, la inmoralidad y el engaño.  Su gobierno carece de la capacidad de cumplir con sus acreedores, pero nos impone una junta para arruinarnos y que le paguemos a
los nuestros.  Se trata precisamente del ‘imperio’ que nos ha sometido a la condición colonial: la más indigna, desigual y anti democrática relación que existe entre dos pueblos.         
 ¿Y la independencia?  Su ausencia es predicada como la causa de todos nuestros problemas.  En estos tiempos, se requiere mucho más que soberanía política para no caer presa de los desmanes y el intervencionismo militar que ejercen las potencias y los emporios financieros mundiales a través de éstas.
   ¿Libertad?  ¡Por supuesto!  En una dimensión entretejida con nuestros valores y responsabilidades; una que no es acomodaticia o vulnerable… la que siempre se sostiene.  Dentro de esa óptica, es que podemos iniciar el proceso de crear soluciones.

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TRIBUNA INVITADA

Por Edric E. Vivoni Farage

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Puerto Rico en ruta a la implosión

Pensemos en un espacio dentro del cual acontecen todas nuestras aspiraciones, luchas y conflictos colectivos.  Ahí ubica la centenaria dicotomía del destino isleño, sea como parte de la comunidad de naciones soberanas, sea integrados a una metrópoli o en el entremedio. También se encuentra aquello que surge en las esferas de poder y autoridad, entre quienes se desempeñan con excelencia e integridad y aquellos que ceden ante la avaricia y la lujuria, incurriendo en la inmoralidad y la ilegalidad. Igualmente está, la protección del bienestar ciudadano y la defensa de sus libertades y derechos, así como la privación de los mismos mediante la sobre-reglamentación, la imposición de contribuciones, la burocratización, la federalización y la ineficiencia.  En ese lugar se utiliza el lenguaje de la objetividad y el de la subjetividad; el uso de la palabra y el concepto de manera certera, así como la referencia imprecisa y contradictoria sobre lo que es libertad, justicia, dignidad, igualdad y democracia. 
Al extremo de esa zona efervescente; de aciertos y fracasos, existe un límite tras el cual se muestra un espacio vacío…hambriento y carente de soluciones.  El muro que las separa está compuesto de valentías y temores, alegrías y decepciones, activismo y apatía, huelgas y protestas, comentarios y análisis de enajenación, abstención y participación. Mientras no ocupemos ese espacio con una inventiva que genere nuevas opciones, el país implosiona y se autodestruye.  ¡Tratándose de nuestra patria, todos estamos ahí inmersos; por eso la imperiosa necesidad de ser creativos!
¿Soluciones? Tal vez conviene derribar algunos de los mitos que tras el muro ha generado y drenado una extraordinaria dosis de energía puertorriqueña.  
Ni la libertad o la democracia se encuentra en un estatus; ni siquiera dependen de él.
Se predica la estadidad como la fórmula de la igualdad que nos hace partícipes de una nación donde se respetan las libertades y la democracia. Nada más lejos de la verdad. Estados Unidos es un país cuyo más reciente síntoma de decadencia es la elección de un presidente anómalo y destemplado, que ha aportado a que aflore la realidad de una nación corroída por el discrimen racial, económico, social y político; la corrupción, la inmoralidad y el engaño. Su gobierno carece de la capacidad de cumplir con sus acreedores, pero nos impone una junta para arruinarnos y que le paguemos a los nuestros. Se trata precisamente del "imperio" que nos ha sometido a la condición colonial: la más indigna, desigual y antidemocrática relación que existe entre dos pueblos.         
¿Y la independencia? Su ausencia es predicada como la causa de todos nuestros problemas. En estos tiempos se requiere mucho más que soberanía política para no caer presa de los desmanes y el intervencionismo militar que ejercen las potencias y los emporios financieros mundiales a través de éstas.
¿Libertad? ¡Por supuesto! En una dimensión entretejida con nuestros valores y responsabilidades; una que no es acomodaticia o vulnerable… la que siempre se sostiene. Dentro de esa óptica, es que podemos iniciar el proceso de crear soluciones.

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miércoles, 5 de abril de 2017

La guerrilla que nos ciega

El abogado Edric E. Vivoni Farage señala preocupado lo que la confrontación política podría causar en el País si no se detiene.
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miércoles, 7 de junio de 2017

La tensión y distensión de nuestro Pueblo


   Andamos por el camino de las complejidades que acompañan a los conflictos y en dirección a la solución de los mismos.  Se trata de un recorrido cuyas apariencias son contradictorias, aunque la realidad es que son complementarias.  En el proceso se asumen posturas a favor o en contra de Oscar, de la huelga en la UPR, de la junta de control fiscal, de la gobernación, el plebiscito, de la independencia, la estadidad y el ELA; en fin la manera en que respondemos a casi todo lo que acontece en el país. El panorama ofrece tantas opciones y razones, como las personas que de una u otra manera nos identificamos con ésta Tierra. Ahí están incluidos no sólo los seres ‘inteligentes’ y ‘reflexivos’, se encuentran los ‘enajenados’, los ‘apáticos’ y los ‘abstenidos’.  En algún punto dentro de ese océano de procesos lógicos e ilógicos, de buenos y malos sentimientos y de reacciones, estamos ubicados tú y yo.

Puerto Rico en el proceso de ser
 Cabe preguntarnos: ¿dónde coincidiremos los puertorriqueños respecto a las soluciones y los cambios favorables que todos queremos para Puerto Rico? Probablemente no estemos conscientes de la trayectoria por la cual atravesamos dentro de este conjunto de energías y fuerzas que generamos.      Es precisamente en nuestros momentos críticos cuando afloran los fundamentos más profundos de lo que somos: un pueblo esforzado, solidario, hospitalario y alegre; con una creatividad y una sensibilidad extraordinaria… con un espíritu de superación y de pertenencia excepcionales. Creo que esas raíces históricas y sociales, son las que al final de cuentas nos unen en el proceso.
   ¡Adelante, boricua!