Pensemos en un espacio dentro del cual acontecen todas
nuestras aspiraciones, luchas y conflictos colectivos. Ahí ubica, la
centenaria dicotomía del destino isleño; sea como parte de la comunidad de
naciones soberanas, sea integrados a una metrópoli o en el entremedio.
También se encuentra aquello que surge en las esferas de poder y
autoridad, entre quienes se desempeñan con excelencia e integridad y aquellos
que ceden ante la avaricia y la lujuria, incurriendo en la inmoralidad y la
ilegalidad. Igualmente está, la
protección del bienestar ciudadano y la defensa de sus libertades y derechos,
así como la privación de los mismos mediante la sobre reglamentación, la
imposición de contribuciones, la burocratización, la federalización y la
ineficiencia. En ese lugar se utiliza el lenguaje de la objetividad
y el de la subjetividad; el uso de la palabra y el concepto de
manera certera, así como la referencia imprecisa y contradictoria sobre lo que
es libertad, justicia, dignidad, igualdad y democracia.
Al extremo de esa zona
efervescente; de aciertos y fracasos, existe un límite tras el cual
se muestra un espacio vacío… hambriento y carente de
soluciones. El muro que las separa está compuesto de valentías y
temores; alegrías y decepciones, activismo y apatía, huelgas y protestas,
comentarios y análisis, de enajenación, abstención y participación. Mientras
no ocupemos ese espacio con una inventiva que genere nuevas opciones, el país
implosiona y se auto destruye. ¡Tratándose de nuestro patria, todos
estamos ahí inmersos; por eso la imperiosa necesidad de ser creativos!
¿Soluciones? Tal vez conviene derribar algunos
de los mitos que tras el muro ha generado y drenado una extraordinaria dosis de
energía puertorriqueña.
Ni la libertad o la democracia se encuentra en un estatus;
ni siquiera dependen del mismo.
Se predica la estadidad como la fórmula de la igualdad que
nos hace partícipes de una nación donde se respetan las libertades y la
democracia. Nada más lejos de la verdad. Estados Unidos
es un país cuyo más reciente síntoma de decadencia es la elección de un
presidente anómalo y destemplado, que ha aportado a que aflore la realidad de
una nación corroída por el discrimen racial, económico, social y político; la
corrupción, la inmoralidad y el engaño. Su gobierno carece de la
capacidad de cumplir con sus acreedores, pero nos impone una junta para
arruinarnos y que le paguemos a
los nuestros. Se trata precisamente del ‘imperio’ que nos ha sometido a la condición colonial: la más indigna, desigual y anti democrática relación que existe entre dos pueblos.
los nuestros. Se trata precisamente del ‘imperio’ que nos ha sometido a la condición colonial: la más indigna, desigual y anti democrática relación que existe entre dos pueblos.
¿Y la independencia? Su ausencia es predicada
como la causa de todos nuestros problemas. En estos tiempos, se
requiere mucho más que soberanía política para no caer presa de los desmanes y
el intervencionismo militar que ejercen las potencias y los emporios
financieros mundiales a través de éstas.
¿Libertad? ¡Por supuesto! En una
dimensión entretejida con nuestros valores y responsabilidades; una que no es
acomodaticia o vulnerable… la que siempre se sostiene. Dentro de esa
óptica, es que podemos iniciar el proceso de crear soluciones.
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TRIBUNA INVITADA
Por Edric E. Vivoni Farage
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Pensemos en un espacio dentro del cual acontecen todas nuestras aspiraciones, luchas y conflictos colectivos. Ahí ubica la centenaria dicotomía del destino isleño, sea como parte de la comunidad de naciones soberanas, sea integrados a una metrópoli o en el entremedio. También se encuentra aquello que surge en las esferas de poder y autoridad, entre quienes se desempeñan con excelencia e integridad y aquellos que ceden ante la avaricia y la lujuria, incurriendo en la inmoralidad y la ilegalidad. Igualmente está, la protección del bienestar ciudadano y la defensa de sus libertades y derechos, así como la privación de los mismos mediante la sobre-reglamentación, la imposición de contribuciones, la burocratización, la federalización y la ineficiencia. En ese lugar se utiliza el lenguaje de la objetividad y el de la subjetividad; el uso de la palabra y el concepto de manera certera, así como la referencia imprecisa y contradictoria sobre lo que es libertad, justicia, dignidad, igualdad y democracia.
Al extremo de esa zona efervescente; de aciertos y fracasos, existe un límite tras el cual se muestra un espacio vacío…hambriento y carente de soluciones. El muro que las separa está compuesto de valentías y temores, alegrías y decepciones, activismo y apatía, huelgas y protestas, comentarios y análisis de enajenación, abstención y participación. Mientras no ocupemos ese espacio con una inventiva que genere nuevas opciones, el país implosiona y se autodestruye. ¡Tratándose de nuestra patria, todos estamos ahí inmersos; por eso la imperiosa necesidad de ser creativos!
¿Soluciones? Tal vez conviene derribar algunos de los mitos que tras el muro ha generado y drenado una extraordinaria dosis de energía puertorriqueña.
Ni la libertad o la democracia se encuentra en un estatus; ni siquiera dependen de él.
Se predica la estadidad como la fórmula de la igualdad que nos hace partícipes de una nación donde se respetan las libertades y la democracia. Nada más lejos de la verdad. Estados Unidos es un país cuyo más reciente síntoma de decadencia es la elección de un presidente anómalo y destemplado, que ha aportado a que aflore la realidad de una nación corroída por el discrimen racial, económico, social y político; la corrupción, la inmoralidad y el engaño. Su gobierno carece de la capacidad de cumplir con sus acreedores, pero nos impone una junta para arruinarnos y que le paguemos a los nuestros. Se trata precisamente del "imperio" que nos ha sometido a la condición colonial: la más indigna, desigual y antidemocrática relación que existe entre dos pueblos.
¿Y la independencia? Su ausencia es predicada como la causa de todos nuestros problemas. En estos tiempos se requiere mucho más que soberanía política para no caer presa de los desmanes y el intervencionismo militar que ejercen las potencias y los emporios financieros mundiales a través de éstas.
¿Libertad? ¡Por supuesto! En una dimensión entretejida con nuestros valores y responsabilidades; una que no es acomodaticia o vulnerable… la que siempre se sostiene. Dentro de esa óptica, es que podemos iniciar el proceso de crear soluciones.
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1 comentario:
¡Excelente escrito!
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