martes, 30 de diciembre de 2025

ANTE LA CATARSIS DEL ATAQUE Y EL CONTRATAQUE QUE NOS DEFINE Y NOS CONSUME

         En el vaivén dentro del cual los puertorriqueños venimos desempeñándo nuestras vidas colectivas, hemos terminado encontrándonos bajo la sombra de una señora gobernadora y de un señor presidente.  Y no es que estemos a favor o en contra de ellos, porque independientemente de que se trate de apoyarlos o censurarlos, nos hemos colocado bajo su zona de dominio.  

¡Nos absorben!  

Elaboramos argumentos; unos como fanáticos defensores y otros, como acérrimos críticos.  Invertimos una buena parte de nuestra energía vital en ello.  ¿Cuál es el efecto?  En términos de lo que hacen o dejan de hacer… ninguno.  Es como si viviésemos en una especie de catarsis continua, expulsando de nuestro sistema las emociones ‘positivas o negativas’ que ellos provocan con sus actos.  


      Los medios han convertido este espectáculo en nuestra comidilla diaria. 
 Salir de esa zona de reacciones, que luego elaboramos y manifestamos como ‘razones lógicas’ no es cosa fácil, especialmente cuando atemperamos sus efectos nocivos enajenándonos, entre otras cosas; con festivales, espectáculos, fiestas y chinchorreo.                                                                                                  ¿Y por qué debemos salir de tal estado de situación?

Porque carecemos de un razonado y analizado proyecto de país; uno cuyos objetivos sean intencionalmente ajenos al partidismo.  Este último arrima la brasa al sartén de sus preferencias de estatus, según las interpretan los líderes de turno. 

    Doy un ejemplo: es razonable y juicioso, siendo una isla, que aspiremos a la autosuficiencia alimentaria, pero si trabajamos en esa dirección, dependemos menos del Norte y eso ha sido interpretado como un camino hacia la soberanía y la independencia, y como consecuencia, se desecha. Bajo esa óptica, lo importante deja de serlo y lo accesorio y trivial, devora lo urgente.  Es como un juego de espejos donde el bienestar real se vuelve invisible.

     A la hora de la verdad, somos más partidistas y defensores de insignias, del estatus… y ahora, más que
antes, fanáticos o detractores de personalidades políticas.  Esa es la razón por la cual no existe una visión clara y un plan ejecutable que nos ayude a mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta tierra.

No hay resolución de fin de año, o regalo de Reyes Magos que pueda sustituir la responsabilidad que tú y yo tenemos al respecto.  ¡Adelante!   Que así nos ayude Dios.

 

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