viernes, 13 de diciembre de 2019

Un Nuevo Puerto Rico...responsabilidad de todos.

   Antes se decía que por un pelo del bigote contrataban entre sí los caballeros. No es algo tan remoto. Escuché mencionar ese dicho por algunos de aquella generación; mis abuelos y sus pares.
   Hoy Puerto Rico vive en medio de una hecatombe; un desastre compuesto por engaños, falsedades e incautación de los recursos y las riquezas del Pueblo por los emporios económicos estadounidenses, por nuestros gobernantes y sus allegados.  La inmoralidad y la impunidad son rampantes, unidas a la desfachatez cínica y la apariencia de honorabilidad.    
   ¿Será posible que todo esto sea una cortina de humo para ocultar otros objetivos? Qué ésta melcocha política: la falta de cordura, la ridiculez y las payasadas de los candidatos bipartitas, así como la presencia de la junta de control fiscal y su modus operandi sean elementos para disfrazar lo que verdaderamente sucede.  Todos estos eventos encrespan nuestro fanatismo y nos alientan a enarbolar banderas.  Aflora la queja, la protesta, el cinismo y la decepción.  Estamos atrapados en las redes de la impotencia y en medio de un entorno de antagonismos entre nosotros mismos. ¡Cuán convenientes resultan estas circunstancias para desarticular y camuflajear! 
   ¿Quiénes son los beneficiarios de todo esto?  Podemos razonablemente concluir que tiene que existir un gran interés económico que procura obtener ganancias de estos desaciertos.  Mucho más, cuando miramos a otros pueblos hispanoamericanos y vemos que está sucediendo lo mismo.
   Dicho lo anterior, la gran pregunta es: ¿Cómo retomamos el país? ¿De qué manera los ciudadanos logramos recuperar la sensatez, la honestidad, el bienestar, la justicia y la paz que queremos que impere en Puerto Rico?
  A nivel individual, podemos romper el círculo vicioso del lamento, el malestar y la parálisis que éste genera. Podemos concentrarnos en el bien hacer; aunque se caiga el mundo a nuestro alrededor.  Podemos usar recursos legales para ponerle coto a la
corrupción y exigirle responsabilidad a quienes nos han traicionado.  Un cuarto paso es votar en las elecciones que se aproximan por las mejores personas; no por los menos malos o por los partidos que han sido responsables del actual desgaste moral. Desliguémonos también de esa malsana política estadounidense. Si lo hacemos, y le pedimos a Dios que nos ayude en este esfuerzo individual; sin duda habremos comenzado el camino de la recuperación.   

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Publicada versión acortada el 13 de dic. 2019 El Nuevo Día en Perspectiva.