viernes, 5 de noviembre de 2021

INTRODUCIENDO LO SIGNIFICATIVO EN LUGAR DE LO VANO Y SUPERFICIAL

                    El partido que gobierna obtuvo menos de un cincuenta por ciento de los votos.  Este celebró una elección especial para elegir una comisión de ‘cabilderos’ para promover la estadidad ante el Congreso de los Estados Unidos de Norte América, con un mandato de alrededor de un 30 % del electorado que favoreció esa fórmula de estatus.

               En nuestro país, uno plagado de endeudamiento, ineficiencias, corrupción e injusticias, el gobierno asignó unos $7,000,000.00, con el beneplácito se la Junta de Control Fiscal, para la celebración del evento electoral y otros millones adicionales para el pago de sueldos y reembolsos de los gastos de los elegidos.

                  La enorme mayoría de nuestro Pueblo apoyaría la elección especial de un equipo de ciudadanos que fiscalicen la gestión gubernamental y a las personas que se desempeñan en posiciones gubernamentales, tanto en la Rama Judicial, la Legislativa y la Ejecutiva.  Se trata de algo imprescindible para corregir los graves males del momento en que vive Puerto Rico.

 

            ¿Cómo es posible que las personas con la formación que requiere servirle bien al país, se mantengan fuera del proceso electoral?  ¿Cómo es qué, aquellos con menos capacidad, ocupen los cargos políticos?  Algo anda muy mal en Puerto Rico cuando esto es lo que sucede. Muchos concluyen, ligeramente, que a las buenas personas no le interesa involucrarse en los procesos de administrarnos.  Expresarlo de esa manera y concluir con esa respuesta, no es suficiente.

            En el sistema electoral puertorriqueño, la manera usual en que las personas son seleccionadas para ‘servirle’ al Pueblo, ha ido evolucionando de conformidad con los intereses de los partidos políticos y sus representantes.  Sea intencionalmente o no, se parte de la premisa y se favorece la idea de que el partidismo es la mejor manera de lograrlo.  No se cuestionan los méritos y los resultados que se obtienen, cuando la realidad es que su funcionamiento no logra el bienestar del Pueblo.  ¿Por qué no evaluar la sensatez de ello? 

            En la enorme mayoría de los casos, un candidato con aspiraciones a un puesto electivo tiene la necesidad de darse a conocer, o sea, de hacer campaña y eso, generalmente requiere de una inversión de dinero y de un equipo que le haga la propaganda.  Esta consiste, básicamente, en fotos que se colocan en postes y muros, insignias, colores, altoparlantes y alguna canción pegajosa.  Se tratará de alguien adinerado (o que logra el endoso económico de otros) que se inserta en un partido político para hacer uso del fondo electoral y claro, alineándose con la plataforma partidista para lograr figurar entre los que este postula.  La fidelidad y el compromiso con el líder son de extrema importancia, pero también están en el trasfondo, quienes lo apoyaron.  Cualquier exposición en los medios es importante.  Ese es el proceso y el formato, con muy pocas excepciones. Generalmente, el contenido de las ideas y las maneras concretas de adelantar el bienestar de las gentes, está ausente.  No es de extrañar, que personas capacitadas no interesen soportar esa experiencia y mucho menos, parecerse a quienes lo hacen. 

            La realidad es que cuando se está dentro de la urna de votación, el elector tiene ante sí fotos, insignias y su fidelidad partidista, así como el deseo de triunfar o el de castigar, derrotando. Para el partido, sus candidatos son quienes deben de vencer sobre el oponente, pero a la hora de la verdad, para el elector, muchos son desconocidos y resultan en una caja de sorpresas.

            Necesitamos personas comprometidas con el Pueblo, con principios éticos e ideas claras de cómo sacar al país del entuerto en que nos encontramos.  Muchos sabemos lo que está mal, pero pocos, lo que se requiere para corregirlo.  No es razonable seguir creyendo que todo se resolverá con la independencia, la estadidad y la colonia maquillada.  El deterioro ha ocurrido bajo un estatus y no podemos esperar a salir de él para atender los males diarios a los cuales nos enfrentamos los puertorriqueños.  Es necesario pasar de ser reactivos a ser proactivos.

            ¿Qué tal si para hacerle frente al actual estado de cosas, echamos a un lado el partidismo?  ¿Por qué no elegir a un Consejo de Interventores?  Celebrar una elección especial, haciendo uso de los medios electrónicos y seleccionar a cinco personas cuyo principal y único interés sea el Pueblo (no un estatus o partido) con capacidad para intervenir en los procesos gubernamentales, evaluar las leyes y fiscalizar a los políticos y a los jueces, presentar medidas legislativas, combatir la corrupción, mantener informado al país y defender al Pueblo de Puerto Rico.

            Con sólo cinco que actúen así, lograremos cambios significativos y de provecho para muchos.  Si comparamos los beneficios de ello, con el gasto de fondos públicos para mantener unos llamados cabilderos por la estadidad, la diferencia es del cielo a la tierra.  

             Señores legisladores, si están inconformes y se oponen al rumbo que sigue el país, nosotros el Pueblo, le exhortamos a que presenten legislación para la elección especial del Consejo de Interventores (o el nombre que quieran darle) pero que verdaderamente fiscalicen al gobierno y atajen la corrupción.  Amigo lector, si en principio estás de acuerdo con esta propuesta, házsela llegar a algún legislador que conozcas.  Se requiere del trabajo de muchos.