domingo, 24 de octubre de 2021

ESTÁN EMPUJÁNDONOS A LA INSURRECCIÓN

 El Título 3 § 601 (2018) d la Leyes de Puerto Rico establece que:

“Los miembros de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico y todos los funcionarios ejecutivos, administrativos y judiciales, y todos los empleados del Gobierno de Puerto Rico, sus dependencias, juntas, comisiones y organismos creados por ley deberán, antes de tomar posesión de sus respectivos cargos o empleos, prestar y firmar el siguiente juramento o afirmación, a saber:

“Yo (Nombre del funcionario o empleado) de (edad) (Nombre del cargo o empleo) juro solemnemente que mantendré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos y la Constitución y las Leyes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico contra todo enemigo interior o exterior; que prestaré fidelidad y adhesión a las mismas; y que asumo esta obligación libremente y sin reserva mental ni propósito de evadirla; y que desempeñaré bien y fielmente los deberes del cargo o empleo que estoy próximo a ejercer. Así me ayude Dios.”

 

             Nuestros legisladores fueron elegidos a través del voto directo de los puertorriqueños, según éste fue emitido en unas elecciones generales.*  Quienes actualmente se desempeñan como tales, se obligaron, bajo juramento solemne y le responden al Pueblo, ya que éste último es la fuente de poder según la constitución.   

                La Junta de Control Fiscal se niega a reconocer una pieza legislativa, convertida en ley por nosotros y reclama y requiere la reducción de las pensiones de los empleados
públicos. Ello es contrario a nuestra idiosincrasia, cultura, legislación y al derecho puertorriqueño.  La Junta no puede presionar a nuestros legisladores y al Gobernador para que viole el mandato del Pueblo y su juramento de defendernos.

                Si nuestros legisladores son colocados en la posición de tener que elegir entre cumplir con su deber legal o desatender las pretensiones de la Junta, el único camino que tienen, es el de salvaguardar al Pueblo y a nuestras leyes.  El que una Juez o la Junta requieran que hagan lo contrario, les constituye en enemigos del Pueblo y los nuestros tienen el deber legal de considerarlos enemigos y protegernos de sus ataques.  De insistir la Junta o la Juez en ello, equivale a hacer un llamado a la insurrección.  

  

 *He sostenido que las pasadas elecciones fueron fraudulentas. [Para mi posición al respecto aceda: https://wwwedricvivoni.blogspot.com/2021/01/tu-me-acostumbraste.html ] No renuncio a esa creencia. Tan sólo parto del estado de derecho legalmente vigente y al pronunciamiento y certificación oficial hecha por la Junta Estatal de Elecciones. Quienes desempeñan esas funciones, están obligados por su juramentación y eso es ineludible. No hacerlo, equivale a un acto de traición.

viernes, 8 de octubre de 2021

SOMOS ESE OTRO QUE TIENE LA SOLUCIÓN

    Es temprano en la madrugada. Me encuentro frente al monitor de mi      computadora. A ésta hora, acá en medio de las montañas de Adjuntas está fresco, pero el friito de temporada aún no ha llegado. Es posible que las tostadas francesas y el café caliente hayan alterado mi percepción de la temperatura; pero no es sobre eso que quiero hablarles.
Por años he dedicado tiempo a comunicarme por éste medio con ustedes. He dedicado tiempo a la reflexión y a la meditación, y la he combinado con la habilidad artística para crear carteles y colocarlos en mi muro. La mayoría de las veces, lo he hecho manteniendo la confianza y la esperanza en que estoy aportando a crear mayor consciencia sobre la necesidad de ser partícipes en la creación del nuevo y mejor Puerto Rico que deseamos y merecemos. Es posible que a pesar de ello, sólo lo haya hecho en términos generales He compartido contigo el tema de la necesidad de pasar del malestar y la queja por lo que acontece en el país, a la creación de alternativas que nos permitan poner en práctica lo que sería la mejoría. Me he acercado, de manera particular, a quienes he creído más capacitados para juntos crear tales mecanismos. He exhortado a nuestros gobernantes a ser buenos servidores públicos; a dejar a un lado los miedos, las agendas escondidas y la inmoralidad de la corrupción. Por momentos he pensado que me he excedido en ello. He resaltado la importancia de los valores, entre ellos el de la libertad y he condenado el partidismo, las leyes de cabotaje, la junta de control fiscal y el coloniaje. Siempre me he esforzado en hacerlo con respeto. También he recurrido a la queja y sí; he perdido la perspectiva.
Hoy me machaca la mente y el corazón, la idea de que, a quienes llevamos a cabo ésta misión o algunas similares en la búsqueda de ese mejor puertorriqueño y el Puerto Rico añorado; nos acosan los fantasmas del ningunismo y el protagonimo. No es que no se haga. Hacemos por la patria y servimos a la patria; pero se nos dificulta cuajar operaciones que sean el resultado de una diversidad de mentalidades puestas al servicio de crear y poner en práctica soluciones concretas ante la deprimente realidad que vivimos todos. Muchas veces he expresado la creencia de que cada cual haciendo lo mejor que puede en el lugar en que se encuentra, nos permitirá alcanzar ese objetivo. Lo sigo creyendo como solución diaria que nos fortalece poco a poco. Creo en el valor de las asambleas de pueblo y el trabajo que estas realizan. No obstante, hoy más que nunca percibo que se requieren medidas inmediatas, porque el mal que nos aqueja se mueve rápidamente. Es urgente la interconexión entre quienes creemos en el bienestar del pueblo; en el derecho a la felicidad, la paz, el progreso y la libertad. Son urgentes las soluciones que se requieren.
Divididos y buscando defectos en los demás (que por cierto, todos tenemos) se nos hace cuesta arriba. ¡Ustedes dirán!

(El escrito es del 7 de octubre de 2019. Publicado en 'feisbuc' en esa fecha, con el cartel que acompaño.)

sábado, 2 de octubre de 2021

La libertad y el temor

             Hay temores acumulados, que lenta pero continuamente crecen en el pueblo puertorriqueño.  Siglos sujetos a una condición colonial, en la cual familiares y conciudadanos queridos la combaten, mientras otros la defienden, ha tenido el efecto de debilitar y dividirnos.  La ausencia de controles sobre aspectos importantes de nuestra vida colectiva, nos priva de asumir responsabilidad sobre ellas y hemos desarrollado dependencia para hacerlo, creyendo que les corresponde a otros resolverlas. “¡Deja que vengan los federales!” La frase abona a la creencia de que existe una ausencia de puertorriqueños e instituciones nuestras capaces de lidiar con profesionalismo e integridad ante determinadas situaciones delictivas.  Se trata de una modalidad de impotencia que encierra el temor a no saber y no poder... a desconfiar de nosotros y confiar en quienes nos impusieron y nos mantienen sujetos al estado colonial. 

           ¿Cuál es el efecto de los malos manejos del gobierno y los medios noticiosos ante la ocurrencia de huracanes, temblores y la pandemia?  Inspirar miedo e inseguridad.  Fenómenos que de por sí causan ansiedad, se convierten en oportunidades para el sensacionalismo, el mal manejo de fondos públicos y prácticas injustas que responden a ventajerías partidistas.  La incertidumbre y la impotencia aumenta y estos son factores que atemorizan. 

            Al encontrarnos en medio de tal situación, nuestra capacidad de pensar con claridad y de generar soluciones está comprometida.  La mayoría de nuestras respuestas son reacciones emocionales que se entremezclan con la indignación, la frustración y el coraje.  Visto desde otro punto de vista, responder de este modo, constituye una limitación a nuestra libertad individual y colectiva.

            Es imperativo romper con este círculo vicioso.  No ignoro o menoscabo la fuerza generada por las emociones.  Lo ocurrido en el verano del 2019 es un claro ejemplo de ello.  Un movimiento masivo que produjo la renuncia de un gobernante y que luego, nos ha dejado en una situación similar o peor.  ¿Cómo salimos de este entuerto?  Razonando, colocando nuestras emociones bajo la razón.  Disciplinándonos para asumir pequeñas responsabilidades e ir ascendiendo en su importancia.  Celebrar y premiarnos por nuestros logros.  Planificando resultados a corto, mediano y largo plazo.  Compartiendo la experiencia.  Animándonos.  Atreviéndonos a hacer lo correcto, a pesar del miedo. 

            ¡Habremos, porque nos debemos, recuperar la libertad… poco a poco!