sábado, 26 de diciembre de 2020

¿MALO EL 2020? ¡QUÉ VA!

 A veces es difícil encontrarle el valor positivo, a situaciones cuyas envolturas son negativas.  Los eventos acaecidos en el 2020 han provocado, en muchos, el anhelo de su pronta partida.  Se ha dicho que ha sido un año pésimo.  Parece que, como reacción, son buenas las expectativas respecto al 2021.  El calendario con que se enumeran los años desde el nacimiento del Nazareno, los nombres de los doce meses y los 365 días no tienen la capacidad de alterar nuestra perspectiva.  Cierto, que los cambios en las estaciones, el clima y las variaciones en las mareas, causados por la atracción de nuestro satélite lunar, tienen sus efectos sobre el comportamiento de los seres vivientes.  Sin embargo, resulta ilusorio y hasta irresponsable, concluir que los humanos carecemos de la facultad para alterar nuestras percepciones y la manera de responder frente a lo que nos acontece.  A modo de ejemplos; un padre de familia y un estudiante universitario se sacrifican y se privan de ‘cosas buenas’; digamos que están dispuestos a ‘pasarla mal’, para alcanzar un futuro más prometedor.  Aunque se sufren las privaciones, se mira a lo porvenir.

         Uno de nuestros grandes ‘enemigos’ durante el 2020 ha sido el COVID-19.  Nos ha traído aislamiento, semblantes escondidos, temor, crisis económica y muerte.  Todo lo anterior es cierto, pero además nos ha ayudado a detener un ritmo de vida carente de sentido, a reflexionar y alterar la jerarquía que veníamos dándole a las cosas.  Hemos realizado que habíamos desvalorizado el tiempo dedicado a la familia, a las expresiones de afecto; a dar los buenos días, a regalar una sonrisa y a disfrutar de la amistad, de un atardecer, de la lluvia o el mar.  Ha sido ante una ausencia casi obligada, que las extrañamos.  Hemos tenido una buena oportunidad de evaluar cuán bien o mal ha encarado la situación nuestro gobierno, ver cuál es la tendencia y el enfoque que sigue, y ante sus aciertos y desaciertos, nos hemos educado respecto a lo que se ha dicho y hecho, para terminar, asumiendo responsabilidad por nuestra propia vida.  ¿Me vacuno o no?

          Hemos internalizado la existencia de niveles insospechables de corrupción, nepotismo, desfachatez e inmoralidad en quienes nos gobiernan, así como claras manifestaciones de cómo ambicionan el poder y de sus luchas políticas.  Nunca hemos estado tan claros sobre cuáles son sus prioridades y hemos realizado que son capaces de incurrir en el fraude electoral; que poco o nada le importan los derechos de los ciudadanos, la calidad de los servicios públicos y el bienestar general; mucho menos defender a la ciudadanía frente a la inmoralidad anti democrática de una junta de control fiscal que tiene poderes absolutos sobre nosotros y que viene a despojarnos de lo nuestro.  

         Le hemos roto el espinazo al bipartidismo y estamos estrenando una nueva conciencia de país, habiendo creado las circunstancias para que surja un nuevo estilo de gobernar.  Le hemos asestado un duro golpe a las super mayorías y al poder despótico que estás han ejercido.   A pesar de la incertidumbre habida en el escrutinio y a las confabulaciones, ha sido con la fuerza de nuestros votos que estará gobernando un partido que sólo cuenta con un 32% de apoyo y que no tiene otra alternativa que aprender a hacerlo a través de negociaciones con el 68% que ostentan otros cuatro partidos.  Estos últimos, a su vez, tendrán que definir intereses comunes y realizar alianzas.  De ese multipartidismo debemos beneficiarnos todos.

         Se han abierto puertas para desengañarse y a la vez comprender que nuestro bienestar no está en manos del gobierno y mucho menos de los políticos; depende de nosotros.  Corolario a lo anterior, es entender que la colonia ha dependido del paternalismo estadual y las llamadas ‘dádivas’ gubernamentales y que la manera de sobreponernos comienza cuando asumimos responsabilidades. 

         Las cosas desagradables han sido instrumentos de cambio.  No deben alegrarnos los males que han recaído sobre nosotros, pero si podemos por el cambio de perspectiva, una mayor comprensión y el camino que trazamos para convertirnos en un mejor país.  Se trata de una travesía y un proceso del cual todos somos parte.  ¡Son dolores de parto!  

         Todo esto me hace recordar una vieja expresión, ‘mientras más hinchao, mejor pa’curar’.  Eventualmente, cuando en el tiempo se mire hacia atrás, podrá verse que el 2019 y el 2020 fueron el inicio de grandes cambios, en nosotros y en Puerto Rico.   

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domingo, 6 de diciembre de 2020

ELECCIONES 2020 Verguenza Contra Dinero

     Cuando el valor supremo es el $$$$ y el voto es un simple instrumento para accederlo, poco importa si representa o no la voluntad de la mayoría o si se trata del fundamento democrático del poder que emana del pueblo.  Si es necesario inventar votos se inventan porque son parte del gran esquema: De la Manga Productions.  

        Mantengámonos firmes en los principios.  

     Detrás de la lucha bipartidista y electoral, desde hace unos cuantos años para acá (sin que se diga abiertamente), el valor supremo es quién controla la Gallinita de los Huevos de Oro.  El bienestar social es tan sólo 'el ideal' de las minorías.  

     He aquí la importancia de este momento histórico: el choque de valores entre el lucro personal y el poder político como medio de alcanzarlo vs el poder político como medio de proveer el bien al país.

     Mi voto vale para lo último.