¿Qué
tal si para hacerle frente al actual estado de cosas, echamos a un lado el
partidismo? ¿Por qué no elegir a un Consejo de
Interventores? Celebrar una elección especial, haciendo uso de los
medios electrónicos y seleccionar a cinco personas cuyo principal y único
interés sea el Pueblo (no un estatus o partido) con capacidad para intervenir
en los procesos gubernamentales, evaluar las leyes y fiscalizar a los políticos
y a los jueces, presentar medidas legislativas, combatir la corrupción,
mantener informado al país y defender al Pueblo de Puerto Rico.
El partido que gobierna obtuvo menos de un cincuenta por ciento de los votos. Este celebró una elección especial para elegir una comisión de ‘cabilderos’ para promover la estadidad ante el Congreso de los Estados Unidos de Norte América, con un mandato de alrededor de un 30 % del electorado que favoreció esa fórmula de estatus.
En nuestro país, uno plagado de endeudamiento, ineficiencias, corrupción e injusticias, el gobierno asignó unos $7,000,000.00, con el beneplácito de la Junta de Control Fiscal, para la celebración del evento electoral y otros millones adicionales para el pago de sueldos y reembolsos de los gastos de los elegidos.
La enorme mayoría de nuestro Pueblo apoyaría
la elección especial de un equipo de ciudadanos que fiscalicen la gestión
gubernamental y a las personas que se desempeñan en posiciones gubernamentales,
tanto en la Rama Judicial, la Legislativa y la Ejecutiva. Se trata de algo imprescindible para corregir
los graves males del momento en que vive Puerto Rico.
¿Cómo
es posible que las personas con la formación que requiere servirle bien al
país, se mantengan fuera del proceso electoral?
¿Cómo es qué, aquellos con menos capacidad, ocupen los cargos
políticos? Algo anda muy mal en Puerto
Rico cuando esto es lo que sucede. Muchos concluyen, ligeramente, que a las
buenas personas no le interesa involucrarse en los procesos de
administrarnos. Expresarlo de esa manera
y concluir con esa respuesta, no es suficiente.
En el sistema electoral
puertorriqueño, la manera usual en que las personas son seleccionadas para
‘servirle’ al Pueblo, ha ido evolucionando de conformidad con los intereses de
los partidos políticos y sus representantes.
Sea intencionalmente o no, se parte de la premisa y se favorece la idea
de que el partidismo es la mejor manera de lograrlo. No se cuestionan los méritos y los resultados
que se obtienen, cuando la realidad es que su funcionamiento no logra el
bienestar del Pueblo. ¿Por qué no
evaluar la sensatez de ello?
En la enorme mayoría de los casos,
un candidato con aspiraciones a un puesto electivo tiene la necesidad de darse
a conocer, o sea, de hacer campaña y eso, generalmente requiere de una
inversión de dinero y de un equipo que le haga la propaganda. Esta consiste, básicamente, en fotos que se
colocan en postes y muros, insignias, colores, altoparlantes y alguna canción
pegajosa. Se tratará de alguien adinerado
(o que logra el endoso económico de otros) que se inserta en un partido
político para hacer uso del fondo electoral y claro, alineándose con la
plataforma partidista para lograr figurar entre los que este postula. La fidelidad y el compromiso con el líder son
de extrema importancia, pero también están en el trasfondo, quienes lo
apoyaron. Cualquier exposición en los
medios es importante. Ese es el proceso
y el formato, con muy pocas excepciones. Generalmente, el contenido de las
ideas y las maneras concretas de adelantar el bienestar de las gentes, está
ausente. No es de extrañar, que personas
capacitadas no interesen soportar esa experiencia y mucho menos, parecerse a
quienes lo hacen.
La realidad es que cuando se está
dentro de la urna de votación, el elector tiene ante sí fotos, insignias y su
fidelidad partidista, así como el deseo de triunfar o el de castigar,
derrotando. Para el partido, sus candidatos son quienes deben de vencer sobre
el oponente, pero a la hora de la verdad, para el elector, muchos son
desconocidos y resultan en una caja de sorpresas.
Necesitamos personas comprometidas
con el Pueblo, con principios éticos e ideas claras de cómo sacar al país del
entuerto en que nos encontramos. Muchos
sabemos lo que está mal, pero pocos, lo que se requiere para corregirlo. No es razonable seguir creyendo que todo se
resolverá con la independencia, la estadidad y la colonia maquillada. El deterioro ha ocurrido bajo un estatus y no
podemos esperar a salir de él para atender los males diarios a los cuales nos
enfrentamos los puertorriqueños. Es
necesario pasar de ser reactivos a ser proactivos.
Con
sólo cinco que actúen así, lograremos cambios significativos y de provecho para
muchos. Si comparamos los beneficios de ello, con el gasto de fondos
públicos para mantener unos llamados cabilderos por la estadidad, la diferencia
es del cielo a la tierra.
Señores
legisladores, si están inconformes y se oponen al rumbo que sigue el país,
nosotros el Pueblo, le exhortamos a que presenten legislación para la elección
especial del Consejo de Interventores (o el nombre que quieran darle) pero que
verdaderamente fiscalicen al gobierno y atajen la corrupción. Amigo
lector, si en principio estás de acuerdo con esta propuesta, compártela con algún legislador que conozcas. Se requiere del trabajo de muchos.