Existe una natural tendencia
entre los humanos de querer ver en los demás el efecto positivo de aquello que
brota de nuestro interior y que expresamos.
Todo comienza con la celebración de la concepción y termina en el velorio
de la muerte. ¡Cuántas etapas intermedias son marcadas por el reconocimiento! Las primeras palabras y pasos, las
calificaciones y las graduaciones, los cumpleaños,
los noviazgos, los compromisos y las bodas,
la llegada de la prole con sus presentaciones y bautismos; nuestros
aniversarios, automóviles, sueldos, residencias, oficinas, vacaciones y ejecutorias;
todo está ligado tanto al elogio como al menosprecio de los demás. En mayor o menor grado nos formamos en medio
de lo que otros opinan y hemos aprendido a incorporar la crítica a nuestro
estilo de vida.
Y
hablando de escritos y escritores, Góngora estuvo 300 años olvidado en una
biblioteca, para luego ser 'descubierto' y hay quienes no tienen idea de quien
fue, otros relacionan su nombre con la literatura española y algunos se han
dedicado a estudiarlo, interpretarlo y comentarlo. ¿Cervantes?...no creo que en sus sueños pensó
que El Quijote llegaría a ser lo que es. [¿Y qué es lo que es?] Por otro lado, las personas no somos tan
consistentes como creemos.
El Dr. José Celso Barbosa escribió el siguiente editorial en El País, su periódico, el día 20 de abril de 1898, poco antes de la inminente invasión de los Estados Unidos: 1
1 Cita tomada de Carta a Mi Patria de Don Ramón Dapena Vidal publicada en octubre de 2012
Cuando se
actúa, se canta, se pinta, se esculpe y se escribe, sucede igual.
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Cervantes Góngora Barbosa Albizu Muñoz Ferre Romero |
El Dr. José Celso Barbosa escribió el siguiente editorial en El País, su periódico, el día 20 de abril de 1898, poco antes de la inminente invasión de los Estados Unidos: 1
“Dicen que dijo
el yankee con inaudita soberbia y nunca oído atrevimiento: ` ¿A qué comprar San
Thomas, si podemos tomar a Puerto Rico? …´ ¡Podemos tomar a Puerto Rico! …
Tomarían las ruinas de nuestras viviendas, los campos desolados y
entristecidos, los valles cubiertos con nuestros despojos mortales, la isla
convertida en tétrica espantosa soledad; pero no tomaréis, ¡juro a Dios!, ni un
solo puertorriqueño con vida, ni un escombro aprovechable. No oiréis un solo
gemido que pida compasión ni una sola lágrima veréis que indique miedo.”
“Vuestras
pequeñas grandezas no nos seducen, ni nos marean vuestros millones, con tanto
empeño, contados. Somos españoles, y en esa cualidad fundamos nuestro orgullo;
rechazamos vuestra conducta absorbente, y nos reímos sin temor de vuestro deseo
de tragaros la América entera.”
No queremos
desaparecer del planeta de modo ignominioso; y como con vosotros antes de
cincuenta años no quedaría de nuestra raza ni el recuerdo, ni costumbres, ni
tradición, ni nada, JURAMOS antes morir que ser esclavos vuestros, JURAMOS que
al lado de nuestro ejército valiente lucharemos hasta vencer, o moriremos a la sombra de la bandera de Castilla”
Ocupado San Juan por los invasores
estadounidenses, ese mismo Barbosa cruzó la Bahía de San Juan en un bote para
ponerse bajo las órdenes de las fuerzas invasoras.
El Muñoz Marín de los 40 no es el mismo de los 70.2
El Muñoz Marín de los 40 no es el mismo de los 70.2
"Habiendo
llegado el momento, y habiendo llegado súbitamente, nuestro problema es cómo dejar de ser colonos en
la forma que garantice la mayor integridad, la mayor civilización, la más digna
paz y tranquilidad y la más verdadera justicia nuestra nacionalidad. Esto me
hace repetir que tenemos que crecer hoy mismo.
¿Qué
es lo primero, lo inmediato, que tenemos que hacer para crecer? Lo
primero es saber oír la verdad que a menudo hemos sabido decir. Casi todos los
hombres saben, en ocasiones, decir la verdad. Pocos saben oírla,
salvo en los pueblos muy libres. La verdad inicial, según yo la veo, es que
nuestro espíritu ciudadano no iguala a nuestro patriotismo. Nuestros
sentimientos patrióticos son mucho más fuertes que nuestra responsabilidad
ciudadana. Para crecer es necesario que el espíritu sereno de responsabilidad
ciudadana sea tan fuerte como el sentimiento emocional del patriotismo..
La
segunda verdad, que viene inmediatamente después de la primera en Puerto Rico,
es que ningún país gobierna a otro, a la larga, para beneficio del país
gobernado. Se pueden dar ocasiones, como la actual ocasión en los
Estados Unidos, en que se trate sinceramente de hacer justicia al país
gobernado, pero esas son ocasiones fuera de todo el proceso
histórico, casualidades, agregación fortuita de circunstancias que pueden ser
efectivas mientras duren, pero que jamás pueden durar por mucho tiempo….
Y esto es lo que ha traído frente a
frente al destino, frente a frente a la inevitable - si es que alguno quisiera
evitarla - Independencia.”
En 1952 los pensamientos de éste hombre eran precisamente los que había criticado pocos años antes.
No sólo ocurren tales
variaciones, sino que alteramos la realidad de otros. La historia tiene sus vericuetos; patriotas desacreditados y traidores enchapados
de 'patriotas'. Por ahí andan los Pedros y los Luises, y el caso más
patético es de un Carlos que llamó héroes a unos verdugos. Los ejemplos son interminables.
Al final de cuentas, tan sólo tenemos control sobre nosotros y muchas
veces lo perdemos. Siendo limitado el
tiempo a éste lado de la realidad, hay que seguir escarbando en lo más noble y
virtuoso que Dios ha sembrado en el interior y embarcarnos en la aventura
de esparcirlo como semillas entre nuestros compatriotas. Es una siembra que a
su tiempo dará fruto. Cuidémonos de la frustración, la amargura y el
rencor que suele alojarse en el corazón ante las injusticias que percibimos. De esas cadenas hay que desentenderse para
mantenernos libres, gozosos y en paz, de otro modo, el veneno sale y las ideas
se contaminan.
Esforcémonos por destacar aquello de valor positivo, porque al final de cuentas, éste es nuestro país.
Esforcémonos por destacar aquello de valor positivo, porque al final de cuentas, éste es nuestro país.
1 Cita tomada de Carta a Mi Patria de Don Ramón Dapena Vidal publicada en octubre de 2012
2 Cita del periódico El Mundo, 29 de junio de 1936. Manifiesto de Luis Muñóz Marín a los puertorriqueños. Puerto Rico: Cien Años de Lucha Política pág. 593,595