Dedicado al amigo Antonio Álvarez Rivera;
quien dice andar por ahí arrastrando el esqueleto y digo yo: regando semillas
de exquisitez literaria por estas tierras mostrencas. [Y no me pregunte lo que
eso significa, porque tan sólo lo menciono por lo bien que suena].
Me
indicó Don Carlos Ramírez Orabona, el agrimensor, que allá para el treintaidós,
cuando en el sector Rábanos vio por primera vez a Santa Clós, dijo: "bah,
ahora se chavaron los Reyes Magos".
Peyo Mercé, el de Don Abelardo, allá en la Cuchilla, lo expresó de otro
modo: "Yo como soy jíbaro y de aquí no he salido, eso de los Reyes lo
llevo en el alma."
Aquel
colorao gordo de barbas canosas y abrigo rojo y blanco recibió el trato de
intruso y me he encaprichado con el pensamiento de que este otro recién llegado
arribó a Adjuntas con la invasión de San Mateo Apostol al patronato de San
Joaquín. No se trata de una guerra entre
santos, sino del azote del primer huracán designado con nombre francés: Georges. ¡Y pensar que esos fenómenos atmosféricos,
cuando embaten con furia, arrasan con todo lo que está en pie! Pero este dios taíno, bautizado a la sazón de
un correligionario napoleónico, sólo sacudió el edificio antes de que el mismo
fuese inaugurado. Tampoco pudo con el
experimental belguel-quincito que le precedió durante un año; aja, el que
abrieron en una estructura móvil para ver si nuestra economía lo
sustentaba. El chiquito hizo al comercio
adjunteño como los camellos beduinos en las noches frías y desérticas;
subrepticiamente introducen la cabeza en la caseta de campaña
y terminan ocupando todo el espacio interno y calentándose.
Ello
coincide con una época en que algunos muchachos adjunteños, para estar en algo,
se pintan el pelo, usan pantallas y se sacan las cejas. Cuando uno visita esos enormes centros
comerciales y observa con detenimiento a las personas, surgen tres o cuatro
variedades de varones y dos de hembras; ello sin considerar aquellos que ocupan
espacios intermedios entre uno y otro sexo.
Este parece el retrato de una degeneración contagiante que resulta de
millares de hijos divorciados que han sido criados por sus madres y que la
ausencia de autoridad y modelaje paterno les conduce a la rebeldía y a ídolos
de allende los mares. Esos espacios
estelares lo comparten especímenes como Michael Jackson, Bob Marley y Dennis
Rodmann. Todo esto, visto por el Barrio
Yahuecas, es incomprensible y origina una incomodidad frente a invasores
revestidos de armas poco convencionales.
Yo
no me opongo al progreso y mucho menos a las inversiones que se hacen en
Adjuntas. Soy un nómada asentado en estas montañas desde hace casi veinticinco
años y me he identificado con estos lares.
La velocidad de los eventos se mide acá de otro modo. En la altura los tiempos lo establecen las
chinas y el café; las cosechas y la saca
del pitirre y de la paloma turca; la florecida de los tulipanes, los brucayos y
el roble. Allá en la llanura
sobrepoblada se vive de prisa; el reloj y el dinero lo determinan casi todo;
por eso los tapones son enemigos y generan tanta tensión. La razón de ser de los 'fas fús', o sea, los
negocios de comida rápida es todo un estilo de vida y de una idiosincrasia. Hasta
los mismos nombres lo reflejan. Una comparación de este 'Rey de la Torta de
Carne Molida" con La Triple "T" de 'Beibi', el hijo de Don Raúl
en la Calle Muñoz Rivera, habla un mundo.
'Trabajando Todos Tenemos' es un nombre que denota
una filosofía de laboriosidad y distribución de riquezas; lo otro es una franquicia
monárquica, impersonal, carnívora y desabrida.
Por otro lado, en la fonda de 'Beibi' él mismo te sirve con rapidez una
'mista' de carne guisada con arroz y habichuelas blancas que hace honor al
sabor casero.
Belguel-quín llegó a Adjuntas pero pocos saben
quien es su concesionario. El trato
familiar que uno encuentra en El Star Light de Guigui, en El Toronjo II de los
Del Valle o el saguán de Norberto, no puede compararse con esa 'jibarita'
representante de una nueva generación adjunteña que fue entrevistada,
cualificada y adiestrada para trabajar en el mostrador o en la ventanilla de
aquella empresa y a quien se le instruyó que sonriese al atender a los
clientes.
El
mundo y Adjuntas parecen estar cambiando muy de prisa para un abuelo prematuro
como yo. Añoro la vida campestre, la
sabiduría del jíbaro que se nos pierde tras la fachada de un falso
progreso. Disfruto de la conversación
donde hace su aparición el 'estógamo', la 'balandra'; la menguante de la poda y
de la siembra, el buche de café prieto y los cuentos de antaño, como aquel de
Juan Carambingo que fue resucitado por boca de mi amigo Miro Sepúlveda, el
carnicero.
La
neblina, la humedad y el frío se aposentan en los ondulantes vallecitos de la
altura. El sereno nocturnal se cuaja
bajo las hojas de los guineales dándole un toque plateado. Cuando observo esos enormes cristales de
belguel-quín condensando el aire acondicionado uno se pregunta: "¿y para que enfriar lo que por
naturaleza acá enfría el mismo Dios?"
Su diseño es un atentado contra el clima y el entorno; ¡cómo que ya
viene predeterminado! Nada tienen que
envidiarle El Boricua en el desvío, Papolín en Guilarte o el Restaurán Loma
Santa camino a Castañer. Imagínense,
con el trasfondo del imponente gigante dormido que nos distingue, a esos
castillos triangulados, esas tuberías tirabuzonadas plásticas (verdes, rojos,
amarillos, violetas, azules) ¿A quién se le ocurrió semejante adefesio? La vez que un peluquero improvisador le cortó
parte de las barbas al gigante, Pedro Jiménez movilizó al pueblo y hasta
Recursos Naturales y ahora que se intranquiliza el sueño del coloso con esta
pesadilla continua, nadie ha dicho ni jí.
¿Y quién, dirá usted, se le pone de frente al progreso?
Belguel-quín
llegó a la montaña; estaba en Utuado, después se instaló en Lares y ahora, en
el 98, se estableció en Adjuntas. Tal
vez estas ideas sobre transculturaciones sean el producto de la imaginación de
un abuelo de bigote blanco que se niega a recibir este testimonio de
impotencia, de falta de originalidad y de muerte de lo nuestro. Puede que se trate de esos días en que uno se
siente deprimido o de un poco vergüenza...tan sólo eso.
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Nota del Autor Edric E. Vivoni Farage
El escrito data de 1998. Mi hermano Toño Alvarez, el agrimensor Carlos Ramírez Orabona y el amigo Miro Sepúlveda ya fallecieron. El amigo Pedro Jimenez sigue de pié como un roble, ya pasado los 90. El Star Light, El Toronjo y el saguán de Norberto ya no existen. Papolín, Las Tres T y el Restaurán Loma Santa desaparecieron. El Boricua cambió de dueño y sigue en el mismo lugar. La foto usada es del local de Corozal, idéntico al de Adjuntas, pero sin las verdes montañas en el fondo.
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Terminando el mes de agosto 2021 recibimos la lamentable noticia de la partida de Guigui. Sembró sabor y alegría tanto en el Star Light como luego en El Original de Guigui. Tremenda persona.