Hace mucho tiempo salí en pos del espíritu del guaraguao. Pensé que la perspectiva de la vida cambia cuando uno vé las cosas desde otra posición...y así ha sido
domingo, 29 de septiembre de 2024
¿A dónde hemos llegado?
sábado, 7 de septiembre de 2024
DE NUEVO EN EL PROCESO ELECTORAL... 2024
Digamos que sí, soy de la vieja guardia. Mi primer voto fue en las elecciones del 1968 y lo hice por un solo partido. Más adelante me volví a inscribir, ya que me abstuve de votar durante las siguientes cinco elecciones. En lo sucesivo, mi voto ha sido por candidaturas. He ‘ganado’ y ‘perdido’, pero lo cierto es que desde hace bastante tiempo, todos los puertorriqueños hemos estado perdiendo.
Al país se le ha dado un rumbo lamentable, en el cual la desfachatez, la desvergüenza, el engaño y la corrupción se practican abiertamente y no tienen consecuencias, ni siquiera, proporcionales a los daños que ocasionan. El cerco de la colonia, hoy, es más abarcador. Fueron los propios gobernantes puertorriqueños, quienes por razones económicas, optaron por solicitar una Junta de Control Fiscal del Congreso de los EEUU. A ellos les entregaron el mando absoluto del país. Otros han privatizado nuestros servicios públicos, aeropuerto y autopistas y se han beneficiado económicamente de ello. Alcaldes y legisladores que han robado y han sido convictos se convierten en ‘influencers’ mediáticos. Se han mal administrado y apropiado fondos de emergencia que estaban destinados para atender los desastres naturales que nos han acontecido.
¿Y el poder? Un gobernante se vio precisado a renunciar
por su prepotencia y mofa hacia los puertorriqueños; otro usurpó el puesto de gobernador durante nueve días y otros políticos y administradores lo usan,
desde sus posiciones, para protegerse, obtener privilegios y cubrir sus acciones
ilegales e inmorales.
Mientras todo esto acontece, el país sigue barranca abajo. Nuestra calidad de vida ha empobrecido: más de medio millón de puertorriqueños ha abandonado la Isla y las generaciones emergentes viven lo más lejos posible de esta debacle y más cercanos a procurar el bienestar de su círculo familiar inmediato.
¿Qué podemos hacer? No es mucho, pero definitivamente, la
tristeza y el coraje que ello provoca hay que superarlo. No basta con la queja. Hay que sacar del panorama a la mayor cantidad
de los responsables de nuestros males. Si
los tribunales y las cámaras legislativas se han hecho de la vista larga, si se
han convertido en cómplices por inacción, nos corresponde asumir el rol de
jueces y aplicar el castigo que se merecen.
¿Cuándo y dónde? El día de las elecciones y en la caseta de
votación. Podemos creer que es poco y lo
es, pero tenemos que comenzar por algún lugar y ese será nuestro momento. Tenemos un arma con una sola bala. Asegurémonos de usarla para eliminar del
panorama a los malhechores y luego, mantengámonos vigilantes para que no se
traquetee con el proceso electoral. No
hay de otra. ¡Venceremos! Esa es mi esperanza.