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domingo, 29 de septiembre de 2024

¿A dónde hemos llegado?

    La foto que incluyo con este escrito, lamentable-
mente representa el nivel de desvergüen- za, falta de respeto y total desenfoque en la manera de hacer política partidista en el país.  No es solamente el giro malsano que consiste en dejar a un lado las ideas y las soluciones que un aspirante a ser electo puede aportar para solucionar la grave situación por la cual atravesamos los puertorriqueños. Hace muchas elecciones que los partidos y sus candidatos optaron por hacer campañas comercializadas: fotos retocadas, colores y frases pegajosas, como en las etiquetas de los productos envasados, destinadas a ser fijadas en los postes y andamios contiguos a las calles y carreteras.  A ello hay que sumarle las estridentes cancioncitas que emanan de unas gigantescas bocinas enganchadas en camionetas que generalmente están revestidas de los mismos carteles, y el evento culminante; el candidato montado en una improvisada plataforma desde la cual saluda, con aire triunfalista a sus seguidores y a cuántos se encuentran en el camino.  Al igual que una campaña publicitaria, hay oferta de premios para atraer a los clientes: neveras, aires acondicionados, materiales de construcción y asfaltación.   ¡Y muchas promesas!
    Como regla general, no se sabe nada de su capacidad, su vocación y compromiso para servirle al pueblo o sus ideas.
    Lo antes dicho, criticable como es, se queda chiquito ante, “Todo el mundo bellaqueando”, desplegada en una enorme pantalla, a todo lo ancho de la plataforma en la Asamblea de Delegados del PNP, celebrada el pasado domingo 22 de septiembre en el Coliseo José Miguel Agrelot.  Allí estaba la cúpula del partido y era la ocasión culminante para presentar sus propuestas sobre cómo van a gobernarnos de resultar electos; unos 350 aspectos escritos, bajo 10 puntos de alto interés.  ¿Cómo reconciliar la seriedad e importancia de lo último, con lo ocurrido?
    Desde el baile de la Macareno, hemos llegado al ambiente de perreo que hubo en esa asamblea, y a esto.  No podemos echarlo a chiste y tampoco adaptarnos, como lo hemos hecho hasta ahora, a una manera poco seria y más bien superficial y chabacana de tratar la gobernanza del país y a la ciudadanía.  No lo permitamos.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

El Huracán María, el PNP y el Neoliberalismo o Descubriéndonos, Apasionándonos, Encapsulándonos










           El Huracán María nos permitió ver otro Puerto Rico; uno que tal vez habíamos elegido ignorar.  Algo paralelo está ocurriendo en nuestra política. Desde los arrestos y convicciones de funcionarios gubernamentales durante la administración de Rosselló padre, no habíamos experimentado la epidemia de ineptitud y desfachatez entre quienes tienen el deber constitucional de servirle al país.  El pasado verano, un pueblo indignado forzó la renuncia del gobernante. La desestabilización momentánea que ello generó, creó una pugna intestina en el Partido Nuevo Progresista.  Tras la fallida pirueta del licenciado Pedro Pierluisi, gobernador durante nueve días; juramentó como primera mandataria la Secretaria de Justicia; la ahora gobernadora Wanda Vázquez Garced.  Comenzó su término prometiendo un nuevo estilo de hacer las cosas.  De buena fe algunos le creyeron.  La novedad de los eventos permeó el ambiente y tranquilizó al pueblo.  Sólo se trató de un breve, pero necesario respiro que dio paso a la prolongación de lo que antes era. Estamos ante la magnitud del desastre existente dentro del PNP.
Los recientes movimientos políticos y sociales acaecidos en Ecuador y Bolivia; sumado a la investigación encaminada hacia el residenciamiento del presidente Trump en Estados Unidos, enmarcan el momento en que se celebra una votación especial para elegir, dentro del PNP, a quienes ocuparán dos vacantes en el Senado de Puerto Rico.  Los candidatos elegidos estuvieron envueltos en escándalos; uno apresado y encontrado culpable dos veces por un jurado federal y el otro, participante del ofensivo ‘chat‘ que provocó la marcha de más de 500,000 puertorriqueños y desembocó en la dimisión de Ricardo Roselló.  Esta elección, junto a lo que sucede internacionalmente  son varios de los múltiples eslabones en la cadena de desvergüenzas que vuelven a generar, frustración y coraje.
¿Hacia dónde vamos? ¿Qué es lo que tiene que cambiar? ¿Surgirá en las próximas elecciones un gobierno cuyo estilo sea el que la mayoría del pueblo reclama?  Estamos inmersos en un proceso en el cual sólo vemos los síntomas. Nuestras expectativas partidistas no van a resolver los efectos que el neoliberalismo tiene sobre el pueblo de Puerto Rico; eso es particularmente cierto si realizamos que esa es la visión que adelanta la Junta de Control Fiscal.  
Si no adquirimos consciencia, no podremos conocer e identificarnos con el nuevo paradigma mundial y seguiremos con nuestras apasionadas y pequeñas luchas entre puertorriqueños.

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VERSION ACORTADA TRADUCIDA AL INGLÉS

Edric E. Vivoni Farage
Hurricane Maria allowed us to see another Puerto Rico; Maybe one we had chosen to ignore. Something parallel occurs in politics. Since the arrests and convictions of government officials during the administration of Pedro Rosselló, we had not experienced such an epidemic of ineptitude and injustice among those who have the duty to serve our people. Last summer, an indignant march of over 500,000 forced governor Ricardo Rosselló's resignation. The momentary destabilization generated, created an internal conflict in the PNP (New Progressive Party). After a failed pirouette by Mr. Pedro Pierluisi, governor for nine days; the Secretary of Justice Wanda Vázquez Garced was sworn as governess. She began her term promising a new style of handling public affairs. In good faith some believed her. The novelty of the events permeated the atmosphere and calmed the people. It was only a brief, but necessary rest that gave way to prolonging what used to be. We are discovering the magnitude of the disasters within the PNP.
The recent social movements in Ecuador and Bolivia; In addition to the investigation aimed at the impeachment of President Trump in the United States, frame the moment in which a special election was held in Puerto Rico within the PNP, to elect those who would occupy two vacancies in the Senate of Puerto Rico. Both chosen candidates had been previously involved in scandals; one arrested and twice found guilty by a federal jury and the other, participated in the offensive ‘chat that triggered mass protests and the eventual resignation of‘ the second Rossello governor of the Island. These events have generated again, frustration and unrest.
Where are we going? What do we have to change? Will the style of government that the majority of Puerto Ricans claim, come out of the winning party in the next elections? We are immersed in a process in which we only see the symptoms. Our partisan expectations will not resolve the effects that neoliberalism has on the people. This is particularly true when this worldview is held by the Federal Fiscal Control Board that is governing the Island. If we do not acquire consciousness, we will not be able to know the new world paradigm and we will continue with our passionate and small struggles amongst Puerto Ricans.