domingo, 5 de diciembre de 2010

¡Qué adelanto!

Aunque no lo parezca, se logró un montón.  Lo primero extraordinario fue que Víctor estuvo presente debido a la cancelación del bautismo de su nieto. (Yo no tuve nada que ver con eso.)  Lo segundo fue que Papá aceptó,  de buena gana, tomarse las pastillas que Víctor le recetó.  Lo tercero fue que  él mismo leyese, y nosotros escuchásemos, lo relacionado con la  Fundación Vivosta; más de cuarenta años de un trabajo  que celosa y rigurosamente realizó sobre nuestros ancestros.  Lo cuarto fue que asignó a cada uno de nosotros funciones diferentes. Lo quinto; que escuchó (independientemente de sus argumentos) lo relacionado a la ayuda que tiene, lo que esperamos que sea su comportamiento y lo que hemos resuelto hacer si se queda solo.  Finalmente, tuvimos la oportunidad de apoyarnos unos a otros, sacar pa'fuera algunas cosas, y mantener enfocado el objetivo en lo que nos habíamos propuesto. Le añadimos, que pasamos un buen rato durante el almuerzo.
Valió la pena.
Hay asuntos que se quedaron en el tintero de mi agenda (y creo que en la de Tato), pero estoy confiado en que cada cual buscará el momento.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario