El desencanto agobia de cansancio y llena de pesares el alma. El mundo, con sus maneras y mañas, no es
combatible a través de las armas sobre las cuales se ha entronizado su maldad. Ese es su terreno. El poder opresor reduce el espacio de los gandhis
y los transforma en guevaras, ojedas y albizus… en crucificados. Aún escribir al respecto es una futilidad;
hacerlo contamina, crea la falsa ilusión de que algo se logra, cuando en
realidad nada resulta. Ni siquiera un
rasguño. Analizarlo enreda aún más y produce
la sensación de que existe libertad. ¡Basta ya!
El otro campo huele a hierbas frescas, a azahares y a tierra virgen. El mar es un remanso de horizontes que
evolucionan. El cielo no tiene límites;
trasciende las estrellas. Los seres colaboran, comparten y aman. Brilla el respeto, adorna la honestidad. Es un país, un dominio, un estado que coincide
en el mismo globo terráqueo con el primero, y que a la vez tiene sus propios
atributos. Aquí el poder es emancipador
y libera, y su gobierno está entronizado sobre la sabiduría y la justicia. Increíblemente, los crucificados por causas allá...
son resucitados acá.
La guerra es a vida o a muerte y ocurre en el terreno de la mente, del
alma y luego en lo observable. No hay
tregua. De ambos territorios salen cuadrillas
de pensamientos portadores de actitudes y se generan expectativas. Las palabras, el lenguaje y los términos son idénticos;
pero su significado, en lo fundamental es inverso. La confusión se esparce.
¿Cuál predomina? ¿Qué y en quienes prevalecerá? Sólo hay una manera de vencer. El mal, sobre ambos campos; pero la
agresividad y la ambición lo auto consumen. El bien, creciendo en lo propio, sin atacar…esa
arma es característica de allá. Eventualmente,
el bien vencerá por su expresión; siendo lo que es.
Por eso la sapiencia del precepto: antes bien, vence con el bien el mal.
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What and
who will prevail?
Disillusionment overwhelmed
with fatigue and sorrows
fill the soul. The
world, with its ways and wiles, is not tackled through
the weapons on which it enthrones its wickedness. That's its territory. The oppressive powers reduce the space and transform
the gandhis into guevaras, ojedas
and albizus ...
into crucified. Even
writing about it is futile, it contaminates,
it creates the illusion that something
is done, when in fact nothing is. Not even a
scratch. To analyze further
entangles and produces the feeling that there is freedom. Enough! The other camp smells like fresh herbs, orange blossoms and virgin land. The sea is a sanctuary of evolving horizons. The sky has no limits, it transcends the stars. The living collaborate, provide and love. Respect shines, honesty beautifies. It is a realm, a domain, a state that shares planet earth with the first, and in turn has its own attributes. Here, power is liberating and liberated and government is enthroned upon wisdom and justice. Incredibly, those crucified over there for ulterior motives... are resurrected here.
War over life and death occurs in the field of the mind, the soul and then becomes manifest. There is no truce. In both territories conceptual squads are generated, carrying attitudes and expectations to the other side. Words, language and terms are identical, but their meaning is fundamentally inverse. Confusion spreads.
Which will predominate? What and who will prevail? There is only one way to victory. Wickedness in both fields, but its aggressiveness and ambition self-consumes it. Righteousness, evolving, without attacking…that weapon pertains to the other side. Eventually good will prevail by its own expression, being what it is. So the wisdom of the precept; be not overcomed by evil, but overcome evil with righteousness.