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lunes, 13 de noviembre de 2023

LA EXPERIENCIA CAMBIA LA PERSPECTIVA

Escrito es de noviembre de 2010. 

    Acabo de regresar de San Juan.  Estuve en la oficina de una de las comisiones del Senado, atendiendo asuntos relacionados con la Ley 82.  Aquella que fue aprobada tras 85 días de estar acampando, en la Lomita de los Reyes Magos frente al Capitolio hace unos quince años.
Dibujo a lapiz que realicé del campamento

    Resulta que hay un proyecto de ley radicado en la Cámara de Representantes que procura derogar, y de un plumazo eliminar derechos constitucionales que requirieron de grandes sacrificios...y que fue ocasión de en una de las más grandes confrontaciones, en la historia reciente de Puerto Rico, entre la Iglesia y el Estado.
    Entonces fuí uno de sus protagonistas y ahora estoy en un salón de conferencias. Soy el mayor de todos.  Por mi edad puedo ser el padre de la mayoría, sino de todos los presentes.  Éste es parte del nuevo liderato de puertorriqueños.  Veo operando la energía juvenil y las convicciones, las intrigas y sutilezas del partidismo, el deseo y la buena intención de salvaguardar y reconciliar derechos fundamentales consagrados en nuestra Ley Suprema.  Escucho y capto cosas que antes no veía con la claridad,la facilidad y la profundidad que ahora lo hago, y me alegro de estar presente; de aportar y compartir la cosecha de lo que sembré hace una década y media. Es una sensación agradable.
    Curiosamente, en la reunión se encuentran dos hijos de quien fue el paladín de aquella epopeya, y la hija de quien estuvo batallando en la radio a favor de nuestros reclamos.  Dirán lo que dirán de la juventud...para mí esas no dejan de ser generalidades más o menos ciertas o falsas.  La realidad que tengo ante mí, es que estos muchachos que tomaron el batón, siguen buenos pasos.
    ¡Qué satisfacción me ha producido haber estado en esa reunión hoy en San Juan! La verdad es que lo hice desde otra perspectiva... y me ha alegrado tanto.


martes, 16 de abril de 2013

Poema a la violencia y la libertad


 
El autor
La violencia sigue arropando el mundo.
Sus causas gritan desde la consciencia,
mas los oidos poderosos
ensordecen la verdad.

La realidad es manipulada
por lo que fue o lo que terminará,
siendo el precio la humanidad.

Hay que impartirle existencia
                                   a los castillos de arena,
                                   a los molinos de gigantes
                                   y a los sueños de libertad.

sábado, 19 de enero de 2013

Pensando en el 97


     Se nos va la vida; se nos escapa en crisálida, en un abrir y cerrar de ojos - sólida, contumaz, repetitiva, concéntrica, asfixiante y esperanzadamente.  Como ciegos desciframos los aconteceres, quebrantamos las piedras, resbalamos en el limo, en la misma cáscara, tropezamos con los obstáculos; caemos y nos levantamos; fuimos perforados por la gota que cae del cielo, o de la tierra, o del corazón o del pensamiento; por el roce continuo que nos pule.
Guayacán finca José B., Lajas      Foto E.Vivoni
     Limité la mirada y vi las ramas de los árboles, las copas, los rayos del sol que se asomaban chispeantes cuando batía el viento entre las hojas.  Y más allá sólo vi el brillo que cegaba, y no comprendí el espacio que había – pero carecía de importancia.
     Esperé – aguardé – soñé y se asomó el azul sobre el azul de las arenas. Valió la pena; sí valió la pena.  Pasó y dio paso a los pasos que anduve por el sendero que abrí; por el hueco que despejé tras mucho trabajar.  Un pequeño espacio que no era mío; pero que fue como si lo fuese y aspiré a su eternidad al confundir el vacío conmigo mismo.
     El aire, el fuego, el agua y la tierra. El aroma, el fogonazo del que calienta, el aire húmedo que se precipita y la tez que erosionan los gusanos. El ansia de vivir, el ‘feeling’ que brota de adentro (los muchachos piensan con las hormonas); el amor transparente, refrescante; el tejido de la vida que va sucumbiendo frente al reloj.
     Así será cuando la cadena que no se rompe alcance otras dimensiones; cuando se despegue el último eslabón y flotemos en la esencia. Un nuevo mar, frontera; luz circundante.  Valió..., valió la pena – tan sólo fue un comenzar; una continuación; una sola consciencia.

Edric E. Vivoni Farage
7 de julio de 1997
Adjuntas, Puerto Rico

(Escarbando en viejos papeles; organizando mi estudio, encontré éste escrito en mi puño y letra alrededor de un boceto imperceptible. Son pensamientos míos de hace quince años.  A 19 de enero de 2013.)

martes, 22 de noviembre de 2011

Así juzgamos a veces

La International del 52
     Cargué en Toa Alta [Maderas Tratadas (MT)] la International del 52 con unas vigas de 3 x 8 y salí rumbo a la Avenida Roosevelt para recoger unas lozas, lechada y pega...y después, de regreso a Adjuntas.   Los tablones eran muchos y pesados, pero como estaba consciente de que me faltaba completar la carga, los coloqué en un solo lado de la caja del camión; previendo que el enorme desbalance quedaría nivelado con lo que aún me faltaba.  Así fue.  Desde Puerto Nuevo hasta Yahuecas aquel resultó ser el camioncito mejor equilibrado en toda la carretera.  Era el año 82, de manera que un vehículo de treinta años, recién pintado, aniquelado y bien estibado tuvo un atractivo especial para muchos que transitaban por la misma ruta: toques de bocina, saludos de brazos y hasta quienes se parearon en la autopista para hacernos algún comentario positivo o preguntarnos si vendíamos ‘la troca’.
     Precisamente hoy, transcurridos casi treinta años de aquella travesía me acordé de la experiencia.  ¿Qué provocó tal recuerdo?
Así quedó moldeada finalmente
     Vertíamos el cemento de la escalera del nuevo gazebo donde, Dios mediante, vamos a ubicar el ‘restaurarte’.  Yo diseñé el edificio y la escalera me presentó un gran reto.  Abre en forma de abanico y de frente existe una acera que provoca un declive de unas siete pulgadas desde un extremo al otro.  El sexto y último escalón queda a nivel de piso y obviamente, está nivelado.  Para que los escalones quedasen a la misma altura y más o menos equidistantes de frente y de fondo hubo que hacer malabares.  (Feliciano Marcucci, el maestro de obras, y yo nos rompimos el casco e hicimos y rehicimos los moldes.)  Una cosa es la idea bosquejada en un papel con sus medidas, y otra, encontrarse con éste ‘tostón’.   Claro que le tomé una foto antes del vaciado del hormigón.  Supongo que en el futuro, alguien con percepción aguda podrá descubrir ciertos desniveles.  Sin embargo, el resultado final fue el más seguro y cómodo; toda una obra arquitectónica.
     ¿Qué tienen en común éstos dos relatos?  Ambos presentan y conllevan decisiones en las cuales se deben tomar en consideración ciertos factores que solamente uno conoce.  ¿Cuántas personas habrán observado lo mal balanceada de la carga cuando viajé desde MT hasta la Roosevelt?  Y aunque menos obvio, ¿cuántos se percatarán de los desniveles de los escalones?  ‘¡Qué tipo más bruto ese!’  Lo cierto es que todos juzgamos y la mayoría de las veces lo hacemos sin tener los elementos de juicio necesarios para hacerlo justamente.  Por eso dijo aquel calvito, científico y político que aparece en el billete de cien; si no puedes decir algo bueno de alguien, mejor guarda silencio.  Esa es la moraleja.     

sábado, 22 de enero de 2011

La edad,la vida y la felicidad


Hoy cumplo 24,093 días de edad. Curioso, ¿verdad? Son 3441 semanas y 6 días, incluyendo 16 años bisiestos por los cuales he atravesado. Podríamos añadir horas y minutos; 578,232 de las primeras, y 34,693,920 de los segundos. En otras palabras, tengo 65 años, 50 semanas y 2 días. Regularmente no medimos la edad en esos lapsos de tiempo. (Y el tema parece recurrente, pues lo traté en otro de mis escritos recientes.)
¿Qué he realizado? ¿Cómo he desarrollado mi vida cuando los criterios de medición son el calendario y el reloj? La mayoría de las veces no estoy consciente de ello. Es en fechas cercanas al cambio de año, el Día de Acción de Gracias, los cumpleaños y en las funerarias cuando suelo acercarme a esa dimensión. Ahí repaso mis ejecutorias...y es verdad que he tenido 7 hijos, he sembrado cerca de mil árboles y he escrito dos libros. No me siento justificado resumiéndola de ese modo; hay mucho más que eso.
Generalmente disfruto de lo que hago, pero hay momentos en los cuales pierdo la perspectiva.
De alguna manera los humanos hemos incorporado a nuestra psiquis la idea de que la felicidad se compone de los buenos momentos, y la infelicidad de los opuestos. Pienso que se trata de un problema de definición; o pudiera resultar mejor hablar de percepción. Sé que lo que nos rodea fomenta una visión hedonista de la existencia. Sin embargo, la felicidad incluye ambos extremos. Unos para sencillamente disfrutarlos y otros, para superarlos y alcanzar niveles superiores de carácter. Visto de ese modo, ambos resultan positivos; siempre ganamos.
Escucho los gallos cantando, salgo a la terraza y veo los primeros claros del día; cuelo café y me preparo unas tostadas de pan francés, le unto mantequilla y reflexiono sobre éstas cosas.
En esos menesteres, transcurren...unos 1,200 segundos.
Desde la terraza de la Casa Grande
Hacienda Luz de Luna
Barrio Yahuecas
Adjuntas, Puerto Rico

domingo, 2 de enero de 2011

Repensando a Rita Julia Acosta Forés (Mamá Ita)

Nunca, tras tu partida, te tuve tan presente como hoy. Llegaste clara, como reforzando aquella primera estrofa que escribí hace muchos años: "fortaleza indestructible de mis recuerdos". Vino a mi mente ésta foto juvenil; con tus anillos de poetiza soñadora, de un tiempo en que no te conocí así.
¿Cómo serías en aquel entonces? ¿En qué se ocuparían tus pensamientos? ¿A que sentimientos te entregaste y cuáles combatiste? No lo sé; no lo sabemos...pero podemos conjeturar que los hubo tanto de unos como de otros.
El contenido social y familiar de tu vida, se filtra a través de tu descendencia; hubo raíces profundas, indescifrables, y aún así, presentes y detectables.
Me pregunto, por qué me presentabas las alternativas de tus poemas para que te dijese cuál me parecía mas acertada. Tan sólo era un niño. Te observé pocas veces buscando la palabra que precisaba la rima...y me las mostrabas. ¿Qué te hizo creer que yo podía?
Y tan fugaz como llegaste, te vas. Aún permanecen tus tres hijos - ya ancianos-, y el pueblo. Ha cambiado, pero aún lo reconocerías. Ahí están las montañas que observaste tantas veces desde el balconcito de atrás de La Manguera y el mismo color de cielo. ¿Sabes?, vivo en una de ellas, arriba, a la extrema derecha.
Querida abuela, hoy te recuerdo, escribo y me hago tantas preguntas, curiosamente, al lado de un nieto de tu chiscuá en Mi Lugar Mágico.

La Casa Grande
Hacienda Luz de Luna
Barrio Yahuecas
Adjuntas, Puerto Rico

domingo, 19 de diciembre de 2010

Ithalia y Eván con los abelos.

Los nietos le dan un toque vivaracho a los 124 años que va a cumplir la Casa Grande. El friiito mañanero alarga el tiempo placentero que se transcurre en la cama. Me levanto para acallar la consciencia culpable, pues ya son las 9... y escucho el cacareo de las gallinas que normalmente alimento antes de las 7.
La vida no está pintada de blancos y negros. Hay días en los cuales se destacan las mil tonalidades de verde en el monte, los rojos de los crotones, el naranja de la flor de los tulipanes, y el azul de un cielo moteado de blanco. Es cuando las aguas cristalinas y la transparencia del río nos muestra un sinfín de formas, tamaños, texturas y colores. Una sonrisa, una caricia o un 'abelo' constituyen pequeños y grandes milagros. Saborearnos juntos dos o tres mandarinas en la caja de mi Tacoma; jugar tocopalo en el llanito de las nebos; darle de comer de la mano a los patos de la charca y mecernos en la hamaca del Lugar Mágico, alimenta el alma con alegrías. A veces hay nubarrones que presagian los aguaceros, y si se ha abonado o hace días que no llueve, le damos la bienvenida. Otras veces hay escorrentías y se producen situaciones negativas en los caminos, el terreno y los cultivos; pero se trata de tristezas momentáneas. Eso no se toca, come, obedece, no camines descalzo - especialmente cuando requieren de múltiples repeticiones - , son instancias pasajeras que nos ayudan a descubrir e inventar nuevas maneras de expresar amor y de ser mejores personas.
Lo disfruto.
- "Papá, ¿cómo se están portando los nenes?"
- "Muy bien hija."
Me acuesto temprano. Dejaré que ahora sea la abela quien continúe con su propia dinámica.
Y termino despertándome a las 5 y escribiendo estos recuerdos.

Desde La Casa Grande
Hacienda Luz de Luna
Barrio Yahuecas, Adjuntas

viernes, 3 de diciembre de 2010

Ley de vida....pero duele

Nada, que según pasan los días vamos envejeciendo...a ese ritmo que no perdona y no falla; exactamente a 24 horas por día, siete días a la semana, 30 y 31 días al mes (excepto febrero) y 365 días al año. El tiempo no se detiene. El tiempo puede perderse o aprovecharse, pero ese es tan sólo un modo de expresarse. ¿Qué encierra una gran verdad? Me parece que sí.
El tiempo también es un regalo. De no existir el mismo, se darían todos los eventos cohetaneamente...y eso crearía una tremenda confusión. Pero a qué vienen todas éstas consideraciones, si lo que intereso es referirme a algo más práctico.
Compartí con Papá ayer, que durante la vida todo ser humano tiene buenas y malas experiencias.
"Eso lo sabe cualquiera"
Si nos concentramos en lo negativo, nos amargamos, sufrimos, perdemos la paz...si por el contrario, nos enfocamos en lo positivo, estaremos más alegres, satisfechos y en paz.
"¿Y cuales son las cosas buenas que me han sucedido? Dime cuáles son. ¿Sabes por culpa de quien es que estoy así?"
...
A los viejos no le queda mucho tiempo. Independientemente del paso del mismo, sus capacidades comienzan a deteriorarse, sus mentes no funcionan de la misma manera...el razonamiento es otro. Se agudizan rasgos que siempre estuvieron y que conocimos, pero ahora resultan desproporcionados, irrazonables y destemplados. Lo que vayamos a sembrar o a cosechar, hay que hacerlo pronto; aunque duren más tiempo. Las cuentas que hay que perdonar o los perdones que vayamos a pedir, hay que expresarlos ya. Ellos deben marchar en paz para que nosotros quedemos en paz.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Hoy llevé a Papá a su cita en Veteranos; pero más que eso, compartí con él.

Sí, esa fue la gestión de hoy, pero más allá de eso, resultó ser un día en que compartimos de una manera especial y diferente. Ya sé, la foto junto al Viejo y mi nieta Amaya Zoé no se tomó hoy. Sin embargo, refleja una alegría en Papá, que estuvo presente durante casi todo el tiempo que compartimos. No hubo lamentos, recriminaciones, culpas o arranques negativos. Todo fluyó sorprendentemente bien.
A veces buscamos explicaciones, como lo hago ahora. Quizás fue mi última carta exhortándole a crear su propio cielo en lugar de un infierno, o su reciente decisión de querer reunir a sus hijos ‘para entregarles todo’ dada su conclusión de que ya no puede atender sus asuntos. Tal vez se deba a una combinación de factores o de sabe Dios qué otros elementos, pero cuando me lo mencionó en algún momento del día, percibí cierta intranquilidad. Suéltalo y disfrútalo, le dije.
Llegar a esa determinación tras 93 años de vida no es nada fácil, y mucho menos para Papá. Fue criado por padres procedentes de familias reconocidas y acomodadas de San Germán, con cierto rigor y disciplina. Ingeniero de profesión, afinó la vista tras la lupa de la precisión, el orden y la exactitud…y así se formó y forjó una familia. Cada cosa en su lugar y en su momento y con una sola solución, la suya.
Me alegra haber compartido hoy con Papá. Fue un regalo. Si continúa así, qué tremendo; y si no, lo pasamos muy bien... lo recordaré.