Populares, estadistas e
independentistas se preparan para la contienda electoral, proponiendo sus
respectivas soluciones para el estado definitivo del país. ¿Convicciones? Algunas.
¿Conveniencias? Otras ¿Inconsciencias? Muchas. Es lo único que resta tras el desgaste de los partidos políticos durante
tiempos…y más tiempos. Sus promesas y
administraciones han sido objeto de desencantos y frustraciones. Un síntoma inconfundible es el tipo de
‘debate’ electoral que se ha
desarrollado; campañas publicitarias que elaboran la figura de sus
candidatos, que generan fotos artísticas, una mística que incluye colores,
peinados, vestidos, silencios y una retórica de muy poco contenido. El uso de
los medios de comunicación, unido a la naturaleza participativa y apasionada
que nos caracteriza, nos va convirtiendo en
jueces y acudimos a las urnas para emitir un veredicto de simpatías. De ahí no pasa.
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El pueblo |
Ahora el blanco estratégico para advenir
al poder es el asunto del estatus, pero éste tampoco resuelve nuestros graves
problemas: la insolvencia gubernamental para llevar a cabo el sostenimiento del
país, la falta de producción y la dependencia de importaciones pagando los más
altos costos de transporte.
Solamente
hay una manera digna de salir del entuerto; dejar a un lado a los partidos
políticos y sus estrategias, y asumir la responsabilidad por el futuro. El país cuenta con suficiente gente pensante y
creativa para desarrollar y proponerle al pueblo medidas específicas que, por
una parte, limiten el poder y el abuso gubernamental y por otra, nos permita
encausarnos hacia una economía de autosuficiencia.
El futuro depende de nuestra fuerza moral, y la fortaleza
para lograrlo no está en manos de los partidos políticos, los gobiernos o el
estatus; es un proceso que se ha estado gestando en cada uno de nosotros, junto
a quienes nos antecedieron y que se refleja y converge en una condición
colectiva que llamamos… Patria.
Publicada en El Nuevo Día del viernes 23 de enero 2015 bajo el título; Lo que se llama Patria
http://www.elnuevodia.com/columna-loquesellamapatria-1932867.html
Edric E. Vivoni Farage
Desde la Casa Grande
Hacienda Luz de Luna
Adjuntas
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