Recibí, por correo electrónico, la
invitación para la celebración del aniversario del grupo de puertorriqueños descendientes
de corsos. Lo anoté en mi calendario en
las fechas del 11 al 13 de enero de 2019 y quise que fuese una sorpresa para Luchy. Salimos el sábado doce y por poco
el sorprendido soy yo. Cinco minutos
antes de partir comprobé que la actividad no era en la Hacienda Gripiñas de Jayuya sino en la
Hacienda Juanita de Maricao.
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Camino hacia Maricao, vista hacia la costa Sur |
Ya montados en nuestro vehículo le digo que
vamos para Maricao y le pido que se conecte en su celular para encontrar la
mejor ruta para llegar a nuestro lugar de destino. “Adiós, pero no era para
Jayuya que íbamos.” Despistes que
ocasionalmente me acontecen y que gracias a Dios logré atajar antes de tener
que pagar un precio por el mismo.
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Edric Vivoni, Roberto Ramírez Vivoni
y Dominique Vivoni |
Viajamos sin prisa, conversando, disfrutando y fotografiando el paisaje. Llegamos a eso
de las 4:30 pm. y tras saludar a algunos parientes, me dirigí a la
recepción para ver si había habitaciones. "Sólo nos queda una, veré qué puedo
usted." Resultó ser
el ‘suite’ del dueño del lugar y nos lo alquilaron por una noche a una super tarifa. Excelente; en el segundo piso y
con una terracita
muy acogedora.
Más tarde nos dirigimos al salón de
actividades donde hubo una conferencia sobre las haciendas cafetaleras de
Maricao, picadera y vino.
La pasamos muy
bien.
Nos relacionamos, planificada e intencionalmente
con nuevas caras y compartimos. El
ingeniero Lorenzo Dragoni estuvo a cargo de presentar el tema. De manera
resumida y bien documentada expuso cómo varios hacendados corsos participaron
en la fundación del pueblo de Maricao.
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Luchy en la habitación |
Me resultó interesante la manera significativa en que estos inmigrantes impactaron la agricultura cafetalera, la economía, la política y la geografía del país. Ellos, que debieron sentir más amor por su tierra natal, lograron tanto aquí y me pregunté: ¿En estos momentos de crisis en que vivimos, cómo podemos los descendientes de aquellos y otros corsos, ahora mucho más identificados con Puerto Rico, aportar a su bienestar?
Luchy y yo nos retiramos a nuestra
habitación a eso de las 11:00 pm. Hace un ‘friíto’ agradable y hemos conocido a
nuevos amigos.
Ha sido además,
reencuentro con compañeros de la infancia y de algunos que nos habían visitado
años atrás en nuestra hacienda.
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Escribiendo mi inquietud |
El domingo me levanté más tarde que lo usual. Luego de vestirme, escribí algo en el balcón sobre
mi inquietud patriótica y ya a las 9:00 estábamos en la cafetería
desayunándonos. Luchy y yo realizamos
una sesión fotográfica y fuimos a ver la piscina de piedra muy antigua que está
algo retirada de la hospedería y de paso, descubrimos una tormentera de las de
antes. Cuando regresamos al salón de
reuniones, ya estaba ‘prendida’ la música de octavitas navideñas y había
llegado otro nutrido grupo de descendientes de corsos. El lechón asao, los pasteles,
el arroz con gandules y el tembleque no se hicieron esperar. ¡Hasta el pitorro circuló! Una
vez más, los nuevos amigos, la parentela y reencuentro con personas de la
infancia. Destaco, por ser con quienes
más compartimos, a Carlos Urrutia, Miguel Colón y su esposa Mae Berlingieri, y a Manolito Suárez y esposa; a Angie Massini y a Enrique Veglio; dos ex alumnos del Colegio San Antonio de Guayama, a quienes hacía muchos años que no veía.
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Mae y Luchy |
En un momento dado me encuentro solo, frente al conjunto musical mientras éstos interpretan canciones jíbaras. Las disfruto, aún más cuando cantan unas décimas. Recordé que hacía unas semanas había compuesto unas que titulé; décimas de un gallo. Luchy, con su tecnología avanzada, las encontró con su teléfono inteligente y tras copiarlas, se las entregué al cantante de la agrupación. Antes de marcharnos, tuve la dicha de escucharlas cantadas. ¡Qué regalo!
Los organizadores de la actividad, bajo la
presidencia de mi primo Roberto Ramírez Vivoni, hicieron un excelente trabajo y
todo les quedó ‘fuera de serie’. Hubo
una buena concurrencia y a Luchy y a mí, el personal del parador nos mimó deleitosamente durante la estadía.
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Luchy y yo al lado
de la bandera pintada
en uno de los edificios
de Hacienda Juanita |
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Manolo Suárez y Natividad |
La asamblea
del año 2019 de la Asociación de Corsos de Puerto Rico provocó en mí una idea y una inquietud ¡con el enorme banco de talentos que hizo acto de presencia en su reunión; ¡cuánto bien puede hacérsele al país!
Regresamos a nuestra propia hacienda en Adjuntas; nuestro hogar: Hacienda Luz de Luna, habiendo disfrutado de una grata experiencia en Hacienda Juanita.
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Hacienda Luz de Luna
Barrio Yahuecas |
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