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domingo, 20 de febrero de 2022

HACIENDA LUZ DE LUNA 1978 -2022; TRAYECTORIA DE LA FAMILIA VIVONI

 I. INTRODUCCIÓN

         Según la información disponible, los terrenos de la hacienda original pertenecieron a Don Gregorio Cardona Vélez.  Cuando una de sus hijas, María Ramona Salustiana Cardona Gonzáles contrajo matrimonio en 1875 con Don Antonio Mayol Ros, este le dotó a ella unas 500 cuerdas en el Barrio ‘Yagüeca’ de Adjuntas.  En 1883, Mayol completó la construcción de la Casa de Máquinas y en 1887, la Casa Grande.  El lugar llegó a ser conocido como la hacienda de los Mayol. En el Registro de la Propiedad, en las escrituras donde constan una diversidad de transacciones realizadas, aparece como “hacienda sin nombre conocido”.  En 1965 fue adquirida por Don Luis A. Rivera Delgado de la familia Mayol y en 1978, el licenciado Edric E. Vivoni Farage y su esposa, Luz de Selenia Rivera Siaca, se mudan a la Casa Grande.  En 1980 se formalizó el título de la adquisición de la finca.  Es a principio de los 90, honrando el nombre de su esposa, que Vivoni la bautizó como, Hacienda Luz de Luna. *    

 II DESARROLLO

         En noviembre de 2021, reuní a mis siete hijos (tres del primer matrimonio con Maria del Pilar González Maíz y cuatro con Luz de Selenia) junto a todo el familión que constituyen sus cónyuges y los nietos, para presentarles lo que consideré era la culminación de muchos años de planificación y trabajo.  Gran parte de mi vida la dediqué a restaurar y mantener la Casa Grande y la Casita Amarilla; a desarrollar sembradíos de café, cítricos, plátanos, frutos menores y bosques; así como a construir La

Fabriquita (una fábrica artesanal de dulce de cidra y de limón); el Portillo de Yahuecas (el restaurán); la Casa de Máquinas; Mi Lugar Mágico; la Tiendita de Raya; el Fogón de la Collarina; charcas y caminos.  Ahora había llegado el tiempo de pasar el batón, de involucrar a la familia para darle continuidad y dirección a esta joya histórica y agrícola; a la experiencia cultural, gastronómica y educativa en que habíamos convertido la Hacienda.

        Para el 2010 tenía una idea bastante clara de la amplitud y el potencial que tenía el lugar, pero me había parecido un enorme reto plasmarla por escrito de manera clara y precisa.  Me refería a ella como ‘La Visión’.  En 2004 inscribí, en el Departamento de Estado, Empresas LESERV Inc., una corporación sin fines de lucro; se creó un sello y el reglamento, y se constituyó su primera Junta de Directores.  Esto no ocurrió automáticamente.  A principios del 1990 fui abogado de la Academia Castillo Fuerte en

Carolina.  Esa institución operaba una escuela para jóvenes que habían estado en el vicio de las drogas.  Un día me invitaron a una reunión de sus directivos y me llamó la atención uno de sus miembros; persona que contaba con una extraordinaria capacidad de ponerle manos, pies y todos los demás componentes a una idea.  Concluida la reunión se me acercó y me preguntó si yo era de los Vivoni de San Germán.  Se presentó y resultó que él también era natural de esa ciudad; nieto de Pachica, el barbero de mi papá.  Conversamos y le felicité por su talento. En un momento hablamos algo sobre mi proyecto y a los pocos meses, él y su esposa Judith nos reuníamos, junto a otro matrimonio, para darle forma a la visión.  ¿Cómo conocí al otro matrimonio? 

         Juan Robles llegó al campamento de 13 casetas de campaña que habíamos levantado en la Lomita de los Reyes Magos, frente a El Capitolio, en 1991.  Allí vivimos durante unos dos meses.  El objetivo era apoyar la aprobación de un proyecto de ley que garantizase los derecho constituciones de un grupo de academias que representé como abogado; ante la eventualidad de que los tribunales no los reconociesen.  Don Juan se ofreció como voluntario para realizar cualquier labor de carpintería que necesitásemos.  El amor por el trabajo en madera fue el inicio de una amistad que ha perdurado hasta el presente.  Vi crecer a sus hijos y en ocasiones, él y ellos se quedaban en la Hacienda.  Insistía en que yo debía conocer a Sammy, un músico y ebanista convertido en pastor. 

Uno de esos días, me visitó con el hombre y este último me pidió que le hablase de mis proyectos.  Mientras caminábamos por la finca le decía, aquí va esto y acá va esto otro. Tras un par de horas regresamos y me dijo: ‘Vivoni, me gusta cómo hablas; tú puedes ver lo que aún no está como si estuviese, cuenta conmigo para lo que pueda ayudarte’.  Así que él y su esposa Alice, (vice alcaldesa de Dorado), Luchy y yo, comenzamos a reunirnos con Nazario y su esposa.  Lo hicimos durante un año, generalmente los sábados.  Al finalizar; todo constaba por escrito y listo para ser incorporado.  Pasó más de una década y realicé varios de los proyectos contemplados.

 III. TIEMPOS RECIENTES

         En el 2016, Luchy y yo decidimos establecer un procedimiento para que, eventualmente, los siete hermanos asumiesen responsabilidades en Hacienda Luz de Luna y en su futuro desarrollo.  Previmos que pronto llegaría el tiempo de delegar, de hacernos un regalo y disfrutar.  Con ello en mente, al cumplir mis 76 años, adquirí un Mustang convertible al cual llamé, Rocinante.   Habíamos visitado ‘esteit planers’ y un abogado en la Milla de Oro, pero resultaba que algo dejaba de cuadrar con lo que pensábamos.  Finalmente, me senté; nos pusimos de acuerdo, escribí lo que entendía que debía de ser y el 18 de febrero de 2018 legalizamos el documento ante el licenciado José M. Salicetti Maldonado.   Logramos lo que pensé era lo más difícil… pero en realidad, no lo era.  Se trataba tan sólo de un paso importante.

         En la reunión de finales de noviembre de 2021, actividad con la cual comencé la parte [“II DESARROLLO”] de este relato y en la cual compartí con mis siete hijos, hubo

música típica navideña, un lechón asado a la vara, buena gastronomía, juegos, conversaciones, las correrías de los nietos y el fresco de montaña adentro.  En medio de ello, hice una presentación en diapositivas que titulé: Un Nuevo Porvenir.  Cumplía mi objetivo y sentí el alivio de quien toma una decisión difícil y actúa en conformidad, pero si bien eso era lo que me había propuesto, no dejaba de ser otro paso más.

         Transcurrieron semanas y no escuchaba respuesta o comentarios de mis hijos.  Esperé, esperé y confié en haber hecho lo correcto.  La contestación tomaría más tiempo del que pensé, así que de nuevo a la finca y a los proyectos.

 IV. TRABAJANDO EN EL EQUIPO HERMANOS VIVONI

         En noviembre de 2020 publiqué mi segundo libro; Caminos de Libertad.  Hice una presentación en la hacienda, exclusivamente para Luchy, hijos y nietos.  A cada uno de ellos le dediqué una copia.   Al poco tiempo conocí personalmente a Juan F. Cruz Torres, autor del libro, Liderando en Tiempos de la Ley PROMESA.  Ya habíamos compartido a través de ‘feisbuc’ y en 2021 me visitó y me obsequió un ejemplar de su libro.  A las pocas semanas regresó con un grupo de escritores interesados en crear una antología sobre el café y deseaban tener la experiencia de recogerlo.  Se quedaron en la Casita Amarilla y cenamos en la terraza de la Casa Grande.  Compartí con Juan la etapa en la cual Luchy y yo nos encontrábamos respecto al futuro de Hacienda Luz de Luna.  En noviembre del 2021 asistí al Colegio de Abogados como uno de dos presentadores del libro de Cruz Torres.  Contiene, entre otros muchos buenos señalamientos, una acertada exposición sobre el concepto de servicio, la motivación, la ética y el trabajo en equipo.

Primer taller Equipo Hermanos Vivoni. Presente virtualmente, Lusel. Ausente, por fuerza mayor, Marcos J.

    El sábado 12 de febrero de 2022, aprovechando la visita de nuestro hijo Edric E., el único que vive fuera de Puerto Rico, llevamos a cabo un taller informal sobre esos temas.  El recurso, Juan F. Cruz Torres. 

                                                                           Luchy y yo hemos comprendido que en un sentido, no hay ‘retiro’, que nuestra aportación al futuro de Hacienda Luz de Luna es el resultado de muchos años de esfuerzos y que la experiencia y la sabiduría acumulada es para ponerla al servicio “de los muchachos”. La mayoría de los proyectos están listos y ahora nos corresponde fomentar entre los siete hermanos un sentido de trabajo en equipo, instarlos a que aporten los muchos talentos que cada uno de ellos tiene al servicio de una visión común... de un proyecto histórico y patriótico; que siendo una empresa, es trascendental en muchos aspectos.  Para Luchy y para mí, generarlo y percibirlo es motivo de alegría, paz y felicidad.  En esa encomienda, Dios nos ha iluminado y seguirá ayudándonos.       

 * (Selenia: variante de escritura de Selena, derivado del griego Selene, nombre mitológico de la luna)        



 

  

sábado, 28 de marzo de 2020

LAS DOS CORONAS


Me sentí un poco desubicado antes de ayer.  De hecho, no fui, como lo hago todos los días, a la finca y me quedé en casa viendo televisión y en la computadora dándole seguimiento a esta pandemia.  Quizás es que me siento ya cansado de tanta difusión de información sobre el tema: algunas acertadas; otras, sencillamente falsas y entre unas y otras, un panorama dentro del cual la verdad resulta difícil de descifrar.  El hecho que en estos momentos Luchy esté en Madrid y yo acá en la hacienda, añade un ingrediente
de ausencia y otro de improvisación.  La vida, de repente ha tomado un giro diferente y ha cambiado de  ritmo y prioridades.  Hemos tenido que modificar nuestra óptica en muy poco tiempo y han aparecido los fantasmas de la incertidumbre y el temor; de un sentido de fragilidad.
     Tal vez todas estas cosas unidas explican mi desorientación de hace dos días.  Quizás por coincidencia, esa misma noche visualicé algo que luego me pareció tan obvio y lógico, que ahora no entiendo cómo se me pudo haber escapado. 
     ¿No resulta interesante que esta epidemia la provoca un ‘ente’ que tiene una 
corona?  De hecho, su nombre es coronavirus.  La última gran corona que fue resaltada en la historia cuenta con algo más de 2,000 años.  Aquella corona, posó sobre la cabeza de quien con su muerte impartió vida a millones.  Está, con la suya, imparte muerte a millones.  Aquella, cambia para bien la vida de los humanos a través del mundo entero; ésta pretende tener el mismo alcance, en menos tiempo, pero para mal.   Dios que es poderoso, convierte aquello que el Diablo pretende para mal, en bien. ¿Cuál es el bien?  Nos hemos convertido en más humanos; más conscientes de las necesidades de los demás; o sea, más solidarios y menos egoístas.  En realidad, nos ha impulsado a ser mejores personas.
¿Sorprendente, verdad?




lunes, 14 de enero de 2019

Nuestra experiencia en la asamblea anual de la Asociación de Corsos de Puerto Rico [enero, 2019]

   Recibí, por correo electrónico, la invitación para la celebración del aniversario del grupo de puertorriqueños descendientes de corsos.  Lo anoté en mi calendario en las fechas del 11 al 13 de enero de 2019 y quise que fuese una sorpresa para Luchy.  Salimos el sábado doce y por poco el sorprendido soy yo.  Cinco minutos antes de partir comprobé que la actividad no era en la Hacienda Gripiñas de Jayuya sino en la Hacienda Juanita de Maricao.
Camino hacia Maricao, vista hacia la costa Sur
   Ya montados en nuestro vehículo le digo que vamos para Maricao y le pido que se conecte en su celular para encontrar la mejor ruta para llegar a nuestro lugar de destino. “Adiós, pero no era para Jayuya que íbamos.” Despistes que ocasionalmente me acontecen y que gracias a Dios logré atajar antes de tener que pagar un precio por el mismo.
Edric Vivoni, Roberto Ramírez Vivoni 
y Dominique Vivoni
   Viajamos sin prisa, conversando, disfrutando y fotografiando el paisaje. Llegamos a eso de las 4:30 pm. y tras saludar a algunos parientes, me dirigí a la recepción para ver si había habitaciones.  "Sólo nos queda una, veré qué puedo usted."  Resultó ser el ‘suite’ del dueño del lugar y nos lo alquilaron por una noche a una super tarifa.  Excelente; en el segundo piso y con una terracita  muy acogedora.  Más tarde nos dirigimos al salón de actividades donde hubo una conferencia sobre las haciendas cafetaleras de Maricao, picadera y vino.  La pasamos muy bien.  Nos relacionamos, planificada e intencionalmente con nuevas caras y compartimos. El ingeniero Lorenzo Dragoni estuvo a cargo de presentar el tema.  De manera resumida y bien documentada expuso cómo varios hacendados corsos participaron en la fundación del pueblo de Maricao. 
Luchy en la habitación 
   Me resultó interesante la manera significativa en que estos inmigrantes impactaron la agricultura cafetalera, la economía, la política y la geografía del país.  Ellos, que debieron sentir más amor por su tierra natal, lograron tanto aquí y me pregunté: ¿En estos momentos de crisis en que vivimos, cómo podemos los descendientes de aquellos y otros corsos, ahora mucho más identificados con Puerto Rico, aportar a su bienestar?
   Luchy y yo nos retiramos a nuestra habitación a eso de las 11:00 pm. Hace un ‘friíto’ agradable y hemos conocido a nuevos amigos.  Ha sido además, reencuentro con compañeros de la infancia y de algunos que nos habían visitado años atrás en nuestra hacienda.
Escribiendo mi inquietud
   El domingo me levanté más tarde que lo usual.  Luego de vestirme, escribí algo en el balcón sobre mi inquietud patriótica y ya a las 9:00 estábamos en la cafetería desayunándonos.  Luchy y yo realizamos una sesión fotográfica y fuimos a ver la piscina de piedra muy antigua que está algo retirada de la hospedería y de paso, descubrimos una tormentera de las de antes.  Cuando regresamos al salón de reuniones, ya estaba ‘prendida’ la música de octavitas navideñas y había llegado otro nutrido grupo de descendientes de corsos. El lechón asao, los pasteles, el arroz con gandules y el tembleque no se hicieron esperar.  ¡Hasta el pitorro circuló!   Una vez más, los nuevos amigos, la parentela y reencuentro con personas de la infancia.  Destaco, por ser con quienes más compartimos, a Carlos Urrutia, Miguel Colón y su esposa Mae Berlingieri, y a Manolito Suárez y esposa; a Angie Massini y a Enrique Veglio; dos ex alumnos del Colegio San Antonio de Guayama, a quienes hacía muchos años que no veía.

Mae y Luchy
   En un momento dado me encuentro solo, frente al conjunto musical mientras éstos interpretan canciones jíbaras.  Las disfruto, aún más cuando cantan unas décimas.  Recordé que hacía unas semanas había compuesto unas que titulé; décimas de un gallo.  Luchy, con su tecnología avanzada, las encontró con su teléfono inteligente y tras copiarlas, se las entregué al cantante de la agrupación.  Antes de marcharnos, tuve la dicha de escucharlas cantadas.  ¡Qué regalo!   
   Los organizadores de la actividad, bajo la presidencia de mi primo Roberto Ramírez Vivoni, hicieron un excelente trabajo y todo les quedó ‘fuera de serie’.  Hubo una buena concurrencia y a Luchy y a mí, el personal del parador nos mimó deleitosamente durante la estadía.


Luchy y yo al lado
de la bandera pintada
en uno de los edificios
de Hacienda Juanita
Manolo Suárez y Natividad
La asamblea 
del año 2019 de la Asociación de Corsos de Puerto Rico provocó en mí una idea y una inquietud ¡con el enorme banco de talentos que hizo acto de presencia en su reunión; ¡cuánto bien puede hacérsele al país!
   Regresamos a nuestra propia hacienda en Adjuntas; nuestro hogar: Hacienda Luz de Luna, habiendo disfrutado de una grata experiencia en Hacienda Juanita.
Hacienda Luz de Luna
Barrio Yahuecas