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domingo, 5 de enero de 2025

Eliezer y la ‘Democracia’ Puertorriqueña

 

         La relación nuestra con los EUA es una de naturaleza colonial.  Esa condición opera como un estímulo a nuestra baja auto estima.  Enfatiza, de manera continua, la incapacidad de asumir responsabilidades y fomenta la guapetonería entre los colonizados.  ‘Lo que no puedo quitarme de encima, me lo desquito con los que están a mi lado.’  Por eso tanta prepotencia; el considerarse más importante que los demás o abusar del poder.   Es una característica propia de las personalidades narcisistas; o sea, que suelen tener un aire de superioridad y necesitan constantemente la admiración de los demás.  Sienten que merecen tener privilegios y recibir un trato especial.  Se trata de una reacción a la sujeción. Considero que nuestra condición política genera un deseo inconsciente de reafirmarnos y destacarnos continuamente y que tal condición no sólo se manifiesta en las personas, sino en la manera en que funcionan muchas de nuestras instituciones.
    Nuestra organización social se basa en normas y principios fundamentales.   Entre ellos,
la existencia de un sistema democrático de gobierno en el cual el poder surge del conjunto de personas que formamos el Pueblo de Puerto Rico.  Por esa razón, el gobierno es de carácter representativo y es elegido por los ciudadanos.   El momento culminante de este proceso es cuando se acude a las urnas y se emite el voto para escoger a quienes nos van a representar.  De manera que el poder político se debe y está subordinado al poder del pueblo.  Todo lo anterior está plasmado y escrito en nuestra ley primaria… la Constitución.
    Conciliar lo antes expresado no es fácil, porque el ser colonia y la democracia son incompatibles.  No existe una verdadera constitución puertorriqueña que rija nuestra vida colectiva, cuando es la de los Estados Unidos, su congreso y tribunales los que deciden por nosotros.  No existe democracia, forma de gobierno en que se ejerce el poder político del pueblo y para el pueblo; cuando existe una condición colonial, porque en esta última, un país se encuentra bajo el control político total o parcial de otro país.
     Dentro de tales inconsistencias, contradicciones y efectos tratemos de analizar y entender lo que ocurrió en el Senado de Puerto Rico, cuando se le prohibió juramentar al ingeniero Eliezer Molina, senador electo por voto directo; o sea, más que cualquier otro, ya que fue el único elegido sin que su nombre apareciese en la papeleta electoral.  ¿Hubo abusó de poder? 
Por supuesto.  ¿Atacaron (o guardaron silencio) otros senadores ante el abuso hacia un compañero senador electo?  ¡Si!  ¿Se le dio más importancia a la política partidista que a un principio constitucional?  También.  ¿Hubo quien midió su fuerza y poder (sacó pecho) y quien respondió de la misma manera?  Igualmente.
  ¿A quién y a dónde recurriremos los puertorriqueños para que se corrija este y otros tantos entuertos?  Se supone que la institución responsable de atender asuntos de esta naturaleza son los tribunales, pero ya sabemos la manera en que muchos de sus jueces son nombrados y cómo, con raras excepciones, suelen resolver.  ¿Acudiremos a la legislatura? Sería como poner a los cabros a defender a las lechugas.  Situaciones como la aquí expresada y otros problemas graves relacionados con el proceso de votación, se originan en una ley electoral creada para satisfacer los intereses partidistas... el que ganó.  ¿A la Gobernadora?  Es del mismo partido, tiene un motín abordo, y Eliezer fue quien sacó a relucir lo de la caseta de sus familiares en La Parguera.  Tal vez puede hacer algo, y no hacerlo tiende a validar las sospechas de por qué no lo hace.  ¿Entonces, la calle? Tendríamos que primero descifrar por qué funcionó en el caso de la marina en Vieques y por qué no, luego de que Ricky renunciara.
    No es nada fácil, porque entre la colonia y sus efectos, y la ausencia de una constitución válida que sea la fuente de nuestros deberes y responsabilidades, la cosa va a requerir de voces conscientes y de menos intereses partidistas cuya característica principal ha sido arrimar la brasa a su sartén.  Es imperativo comenzar a dar pasos en pos del beneficio del Pueblo.  ¿Cuesta arriba?  Ciertamente, de manera que todos tenemos el deber de trabajar por el Puerto Rico que deseamos.  Hay que concientizar y eso solamente pueden hacerlo
personas conscientes.  Hay que dialogar desde una nueva perspectiva para comprender mejor nuestra situación, aportar soluciones más objetivas y darle seguimiento a quienes han sido electos. El partidismo, como ha venido practicándose en Puerto Rico, nos es perjudicial. Nos ha conducido a gobiernos corruptos, al favoritismo, el empobrecimiento y a una peor calidad de vida. Gobiernos dirigidos por partidos políticos que procuran el poder y que usan el mismo para perpetuarse.  Lo de Eliezer, sin dejar de ser un asunto serio, no deja de ser una muestra de ello.  Ese no es el Puerto Rico que queremos, de manera que estos cuatro años van a requerir de mucho trabajo.  ¡El nuestro, y tendremos que hacerlo en la colonia, sin democracia, sin una verdadera constitución y superando los continuos estímulos hacia la baja auto estima!


jueves, 6 de junio de 2024

¿SOY REVOLUCIONARIO?

       Acabo de terminar de leer el libro del Che.  498 páginas que comprenden la historia de sus padres, hermanos, niñez, años de escuela elemental, adolescencia; novias, intereses, enfermedades, deportes, amistades y viajes.  Sus actividades guerrilleras en Cuba, relación con Fidel y otros combatientes, su desempeño en el nuevo gobierno y posteriores incursiones a Argelia, el Congo y Bolivia.  A través de esta lectura, conocí las distintas etapas de su formación ideológica, sus dilemas y finalmente, su muerte y sitial como figura inspiradora ante las inconformidades sociopolíticas y símbolo de rebeldía.

    Adquirí una mayor claridad sobre el papel que desempeñaron los Estados Unidos, Rusia y China, así como otros gobiernos, en los eventos que desembocaron en la invasión contrarevolucionaria de Playa Girón, las crisis de los misiles, las ayudas financieras, inteligencia e intrigas.  Me impresinó la objetividad y la total ausencia de elementos propagandísticos, a favor o en contra, así como el uso de excelentes fuentes de información y referencias.

   Creo en la libertad como la capacidad del ser humano de elegir; una condición innata e inalienable que requiere de la dirección que le provee la ética, siendo su objetivo, el hacer justicia.  La realidad puertorriqueña dista mucho de eso.  A mis 79 años no tengo las condiciones físicas para coger un arma e irme a la Sierra de Luquillo para combatir a favor de mis ideales.  Tampoco profeso el uso de armamentos como medio para lograr los cambios que reclamo para mi país.  No soy comunista.  Creo en el diálogo creativo conducente a nuevos entendimientos; en la comprensión, el consenso y las soluciones, no en la discusión atrincherada que parcializa y divide.  Estoy convencido de la necesidad de cambios profundos, en las estructuras políticas y socioeconómicas de mi país.  Cada día laboro en pos de mis convicciones y promuevo aquello con lo cual tengo un compromiso vital.  ¡Sí, soy revolucionario!

               

jueves, 30 de mayo de 2024

¿QUIÉN ES NUESTRO VERDADERO ENEMIGO?

      Estoy trabajando en la finca.   Esa labor física me mantiene en forma, pero además me brinda la oportunidad de pensar, ‘darle casco’ a los temas que revolotean en mi mente.  Tal vez, porque en estos días me he concentrado en la situación del café puertorriqueño y porque precisamente estoy realizando las labores del día en el cafetal, reflexiono.
    A esta edad Luchy y yo estamos en el proceso de adquirir maquinaria para elaborar nuestro propio café.  (Ya cumplimos 50 años de casados.)  Hace tiempo comprendí que poseer el control de la mayor cantidad de las etapas del procesamiento de la producción agrícola, desde el cultivo hasta la mesa, nos brinda ciertas ventajas.  Creo que los economistas le llaman a eso, valor añadido. Lo hicimos con la cidra, el limón y los plátanos.  Me da con pensar en nuestros torrefactores.  Los que comenzaron a hacer lo mismo, elaboraron su propio café para venderlo en harina y les fue tan bien, que comenzaron a comprarle la producción del grano a sus vecinos y llegaron a extenderse hasta donde pudieron.  En un momento dado se enfrentaron con la siguiente realidad: cada vez menos obreros agrícolas, menos producción de café y menos cogedores.  ¿Qué hacer?   Las alternativas existentes eran cerrar, disminuir la producción o comprar el café importado que adquiere y vende el gobierno para suplir el gusto del puertorriqueño de consumirlo.   Las respuestas cubrieron el abanico de opciones.
    ¿Culpables?   ¡Ninguno y todos!   ¿Comprensible?  ¡Cada caso!  ¿Consecuencias de un desenfoque?   ¡Ciertamente!  ¿Ausencia de un fundamento, de una ética y de ser responsables con las consecuencias, los efectos y la trascendencia que ello tuvo en el rumbo que le dimos al país?   ¡Todos los anteriores!
    La pregunta entonces es: ¿Qué hacemos?  ¿Echarnos culpas?   Es lo que todos, casi siempre hemos hecho.  Los que se quitaron, a los que se quedaron y estos últimos a los que se desarrollaron.  Los tres anteriores, al gobierno y el gobernante de turno, al que estuvo antes.
    Creo que ya es tiempo de amarrarnos los pantalones (y las faldas) asumir responsabilidad ante el presente y sentarnos ‘todos los culpables’, a dialogar, encontrar, proponer y accionar soluciones.   Si no lo hacemos, seguiremos siendo nuestros peores enemigos.  ¿Cómo la hacemos?   ¡Comenzando!

domingo, 20 de febrero de 2022

HACIENDA LUZ DE LUNA 1978 -2022; TRAYECTORIA DE LA FAMILIA VIVONI

 I. INTRODUCCIÓN

         Según la información disponible, los terrenos de la hacienda original pertenecieron a Don Gregorio Cardona Vélez.  Cuando una de sus hijas, María Ramona Salustiana Cardona Gonzáles contrajo matrimonio en 1875 con Don Antonio Mayol Ros, este le dotó a ella unas 500 cuerdas en el Barrio ‘Yagüeca’ de Adjuntas.  En 1883, Mayol completó la construcción de la Casa de Máquinas y en 1887, la Casa Grande.  El lugar llegó a ser conocido como la hacienda de los Mayol. En el Registro de la Propiedad, en las escrituras donde constan una diversidad de transacciones realizadas, aparece como “hacienda sin nombre conocido”.  En 1965 fue adquirida por Don Luis A. Rivera Delgado de la familia Mayol y en 1978, el licenciado Edric E. Vivoni Farage y su esposa, Luz de Selenia Rivera Siaca, se mudan a la Casa Grande.  En 1980 se formalizó el título de la adquisición de la finca.  Es a principio de los 90, honrando el nombre de su esposa, que Vivoni la bautizó como, Hacienda Luz de Luna. *    

 II DESARROLLO

         En noviembre de 2021, reuní a mis siete hijos (tres del primer matrimonio con Maria del Pilar González Maíz y cuatro con Luz de Selenia) junto a todo el familión que constituyen sus cónyuges y los nietos, para presentarles lo que consideré era la culminación de muchos años de planificación y trabajo.  Gran parte de mi vida la dediqué a restaurar y mantener la Casa Grande y la Casita Amarilla; a desarrollar sembradíos de café, cítricos, plátanos, frutos menores y bosques; así como a construir La

Fabriquita (una fábrica artesanal de dulce de cidra y de limón); el Portillo de Yahuecas (el restaurán); la Casa de Máquinas; Mi Lugar Mágico; la Tiendita de Raya; el Fogón de la Collarina; charcas y caminos.  Ahora había llegado el tiempo de pasar el batón, de involucrar a la familia para darle continuidad y dirección a esta joya histórica y agrícola; a la experiencia cultural, gastronómica y educativa en que habíamos convertido la Hacienda.

        Para el 2010 tenía una idea bastante clara de la amplitud y el potencial que tenía el lugar, pero me había parecido un enorme reto plasmarla por escrito de manera clara y precisa.  Me refería a ella como ‘La Visión’.  En 2004 inscribí, en el Departamento de Estado, Empresas LESERV Inc., una corporación sin fines de lucro; se creó un sello y el reglamento, y se constituyó su primera Junta de Directores.  Esto no ocurrió automáticamente.  A principios del 1990 fui abogado de la Academia Castillo Fuerte en

Carolina.  Esa institución operaba una escuela para jóvenes que habían estado en el vicio de las drogas.  Un día me invitaron a una reunión de sus directivos y me llamó la atención uno de sus miembros; persona que contaba con una extraordinaria capacidad de ponerle manos, pies y todos los demás componentes a una idea.  Concluida la reunión se me acercó y me preguntó si yo era de los Vivoni de San Germán.  Se presentó y resultó que él también era natural de esa ciudad; nieto de Pachica, el barbero de mi papá.  Conversamos y le felicité por su talento. En un momento hablamos algo sobre mi proyecto y a los pocos meses, él y su esposa Judith nos reuníamos, junto a otro matrimonio, para darle forma a la visión.  ¿Cómo conocí al otro matrimonio? 

         Juan Robles llegó al campamento de 13 casetas de campaña que habíamos levantado en la Lomita de los Reyes Magos, frente a El Capitolio, en 1991.  Allí vivimos durante unos dos meses.  El objetivo era apoyar la aprobación de un proyecto de ley que garantizase los derecho constituciones de un grupo de academias que representé como abogado; ante la eventualidad de que los tribunales no los reconociesen.  Don Juan se ofreció como voluntario para realizar cualquier labor de carpintería que necesitásemos.  El amor por el trabajo en madera fue el inicio de una amistad que ha perdurado hasta el presente.  Vi crecer a sus hijos y en ocasiones, él y ellos se quedaban en la Hacienda.  Insistía en que yo debía conocer a Sammy, un músico y ebanista convertido en pastor. 

Uno de esos días, me visitó con el hombre y este último me pidió que le hablase de mis proyectos.  Mientras caminábamos por la finca le decía, aquí va esto y acá va esto otro. Tras un par de horas regresamos y me dijo: ‘Vivoni, me gusta cómo hablas; tú puedes ver lo que aún no está como si estuviese, cuenta conmigo para lo que pueda ayudarte’.  Así que él y su esposa Alice, (vice alcaldesa de Dorado), Luchy y yo, comenzamos a reunirnos con Nazario y su esposa.  Lo hicimos durante un año, generalmente los sábados.  Al finalizar; todo constaba por escrito y listo para ser incorporado.  Pasó más de una década y realicé varios de los proyectos contemplados.

 III. TIEMPOS RECIENTES

         En el 2016, Luchy y yo decidimos establecer un procedimiento para que, eventualmente, los siete hermanos asumiesen responsabilidades en Hacienda Luz de Luna y en su futuro desarrollo.  Previmos que pronto llegaría el tiempo de delegar, de hacernos un regalo y disfrutar.  Con ello en mente, al cumplir mis 76 años, adquirí un Mustang convertible al cual llamé, Rocinante.   Habíamos visitado ‘esteit planers’ y un abogado en la Milla de Oro, pero resultaba que algo dejaba de cuadrar con lo que pensábamos.  Finalmente, me senté; nos pusimos de acuerdo, escribí lo que entendía que debía de ser y el 18 de febrero de 2018 legalizamos el documento ante el licenciado José M. Salicetti Maldonado.   Logramos lo que pensé era lo más difícil… pero en realidad, no lo era.  Se trataba tan sólo de un paso importante.

         En la reunión de finales de noviembre de 2021, actividad con la cual comencé la parte [“II DESARROLLO”] de este relato y en la cual compartí con mis siete hijos, hubo

música típica navideña, un lechón asado a la vara, buena gastronomía, juegos, conversaciones, las correrías de los nietos y el fresco de montaña adentro.  En medio de ello, hice una presentación en diapositivas que titulé: Un Nuevo Porvenir.  Cumplía mi objetivo y sentí el alivio de quien toma una decisión difícil y actúa en conformidad, pero si bien eso era lo que me había propuesto, no dejaba de ser otro paso más.

         Transcurrieron semanas y no escuchaba respuesta o comentarios de mis hijos.  Esperé, esperé y confié en haber hecho lo correcto.  La contestación tomaría más tiempo del que pensé, así que de nuevo a la finca y a los proyectos.

 IV. TRABAJANDO EN EL EQUIPO HERMANOS VIVONI

         En noviembre de 2020 publiqué mi segundo libro; Caminos de Libertad.  Hice una presentación en la hacienda, exclusivamente para Luchy, hijos y nietos.  A cada uno de ellos le dediqué una copia.   Al poco tiempo conocí personalmente a Juan F. Cruz Torres, autor del libro, Liderando en Tiempos de la Ley PROMESA.  Ya habíamos compartido a través de ‘feisbuc’ y en 2021 me visitó y me obsequió un ejemplar de su libro.  A las pocas semanas regresó con un grupo de escritores interesados en crear una antología sobre el café y deseaban tener la experiencia de recogerlo.  Se quedaron en la Casita Amarilla y cenamos en la terraza de la Casa Grande.  Compartí con Juan la etapa en la cual Luchy y yo nos encontrábamos respecto al futuro de Hacienda Luz de Luna.  En noviembre del 2021 asistí al Colegio de Abogados como uno de dos presentadores del libro de Cruz Torres.  Contiene, entre otros muchos buenos señalamientos, una acertada exposición sobre el concepto de servicio, la motivación, la ética y el trabajo en equipo.

Primer taller Equipo Hermanos Vivoni. Presente virtualmente, Lusel. Ausente, por fuerza mayor, Marcos J.

    El sábado 12 de febrero de 2022, aprovechando la visita de nuestro hijo Edric E., el único que vive fuera de Puerto Rico, llevamos a cabo un taller informal sobre esos temas.  El recurso, Juan F. Cruz Torres. 

                                                                           Luchy y yo hemos comprendido que en un sentido, no hay ‘retiro’, que nuestra aportación al futuro de Hacienda Luz de Luna es el resultado de muchos años de esfuerzos y que la experiencia y la sabiduría acumulada es para ponerla al servicio “de los muchachos”. La mayoría de los proyectos están listos y ahora nos corresponde fomentar entre los siete hermanos un sentido de trabajo en equipo, instarlos a que aporten los muchos talentos que cada uno de ellos tiene al servicio de una visión común... de un proyecto histórico y patriótico; que siendo una empresa, es trascendental en muchos aspectos.  Para Luchy y para mí, generarlo y percibirlo es motivo de alegría, paz y felicidad.  En esa encomienda, Dios nos ha iluminado y seguirá ayudándonos.       

 * (Selenia: variante de escritura de Selena, derivado del griego Selene, nombre mitológico de la luna)