Seguir haciendo lo mismo y esperar
resultados diferentes es una locura. Aumentar la frustración, el lamento, la
agresividad entre nosotros, el sentido de impotencia...genera depresión
colectiva. Ponernos de pié en medio de la crisis comienza por un cambio de
perspectiva y de actitud. Eso es algo que nos corresponde a cada puertorriqueño
[y a cada ciudadano del mundo].
La libertad para realizar ese cambio, no es
delegable. ¡Ejerzámosla!
Hay oídos que escucharán un reclamo
contundente de nuestra parte. Hablemos con una sola voz, como pueblo unido. En
el proceso estaremos aprendiendo cómo hacerlo. Favorecer la eliminación de las
leyes de cabotaje que opera la Marina Mercante de EEUU en Puerto Rico es
procurar un bien para todos nosotros; es un paso positivo. Expresarlo en una
consulta electoral y que una comisión multipartita lleve más de un millón de
votos al Congreso, dará el resultado esperado. ¡Adelante!