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lunes, 31 de agosto de 2015

Individualismo protagónico puertorriqueño

[Es probable que muchos vivamos ajenos a ésta realidad porque el tren de vida que llevamos nos impele a un pragmatismo de sobrevivencia y a veces de apariencias: a concentrarnos en el pago de lo que comemos y vestimos, los gastos de la escuela de los hijos, satisfacer el importe de la luz y el agua, de la hipoteca de la casa y el auto; la inseguridad del empleo, los tapones, las malas noticias con que nos apabullan los medios, el temor ante la criminalidad, la politiquería y para colmo, un gobierno que está en quiebra.
La situación personal y familiar inmediata nos aleja de considerar la perspectiva que tiene como Norte una visión sobre el bienestar colectivo puertorriqueño…aunque todos sabemos que nos afecta en lo más íntimo.]


   Nuestro individualismo grita reclamando un reconocimiento protagónico; ‘aquí estoy,…valgo’, cuando no es necesario reafirmarlo si no existe la duda.  Siglos empollando la noción de que no podemos; que sin los de afuera nos morimos de hambre o nos comemos por los rabos; que tienen que venir a traer pan, democracia y justicia. ¿De verdad qué es así?  En un sentido, carece de relevancia si es o no cierto, basta que se perciba de ese modo, si finalmente todo es según el color del cristal con que se mire. Conforme crees, te expresas; ¿y cómo lo hacemos?
     La ruptura que acontece al asumir responsabilidad por el propio destino – en otros tiempos y lugares - ha estado marcada por la violencia.  Para los puertorriqueños, debe ser con la fuerza de las convicciones, el peso de la razón, la iniciativa y la solidaridad rumbo hacia cualquier cambio; primero de actitud  y perspectiva; a paso lento pero seguro, y el igualmente importante camino hacia las acciones.

Cada cual mire primero a los rencores que ha provocado la dependencia y la minusvalía, y lo que se genera en la mente y el corazón, porque el razonamiento envenenado genera venganza – sacar un clavo con otro clavo- una tiznadura que busca desquitarse incursionando en la matanza destructora… para crear vida.  Por eso cabe preocuparse por qué es lo que hay adentro cuando se invita a que venga una tormenta para que nos traiga algo bueno: lluvia ante la supuesta sequía, dinero por las cosechas destruidas pero aseguradas y muchos toldos azules, por la pérdida de techos y propiedades, porque así nos llega ayuda.
     ¡Construyamos con manos limpias, con esfuerzo y nuevas ideas! Por nuestros hijos, nietos y los nuestros.  ¡Por Puerto Rico!

Nota: Ante el inminente paso de la Tormenta Érika el 27 de agosto de 2015.