sábado, 29 de enero de 2011

Obdulia Alcaraz Casablanca (Tía Yuyú)

Mis recuerdos de ella en otros tiempos pudiesen ser imaginarios; una mujer hacendosa en el balcón de la casa de campo en la Hacienda La Amistad, pero desde que advino a la edad dorada, hemos cultivado una amistad que valoro profundamente. Admiro su estoicismo y valentía.  Ha sobrevivido a su esposo Pedro Pascual Vivoni; a sus hijos Mariam y Masso, y a su nieto Quique.  (Lidiar con sus otros dos hijos, Peyo y Paul, ávidos practicantes de la magaña corsa, no ha sido fácil, pero ella sabe 'buscarle la vuelta'.) 
A los 81, decía en broma, invirtiendo los números, que tan sólo tenía 18 y así sucesivamente hasta ahora que dice encontrarse muy vieja para los 69. Conversar con Yuyú sobre la familia, la política en su sentido más serio, y sobre la vida es siempre aleccionador.  Aún habiendo pasado por tragos muy amargos, ha vivido concentrándose en los aspectos positivos de su existencia.  Su queja, en los momentos difíciles, ha sido tenue y siempre acompañada de la resignación y la humildad.  
Su casa, en la Loma del Viento en San Germán, es un pocito dulce de cariño, especialmente al medio día.  Comparte la mesa con nietos, hijos y sobrinos.  Su cocina, tan excelente,  le llevó a publicar un libro de recetas.  En su casa he saboreado los mejores dulces de naranja y de lechosa. Como cuestión de realidad, ella contribuyó a la fórmula que usamos en nuestra fábrica de dulces de cidra y limón.
Yuyú, posee la sensibilidad de la artista que és. Pinta, teje y es una ávida lectora. 
Fue de ella que escuché: "Edric, tu eres un Quijote, un idealista".  Le dediqué la primera copia de mi libro, La libertad tiene precio, y guardo con agradecimiento la carta que me escribió tras leerlo.
La clave, para que me reconozca en las llamadas telefónicas es preguntarle quién es el único sobrino que le llama Tía Obdulia.  "Tu eres un bandido" me riposta.
Doy gracias a Dios por la oportunidad de tenerla como tía y como amiga.

En la Casa Grande
Hacienda Luz de Luna
Adjuntas, Puerto Rico

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30 de enero de 2011
         
Magnífico pensamiento. Tu relato pellizca ciertas experiencias - las remotas y las próximas - sobre este gran personaje. Ahí van tus encuentros históricos con ella y sus característicos brotes de jocosidad a pesar de la dureza de su vida familiar.  La verdad es que Yuyú experimentó carnal y sensiblemente cosas de la vida que nadie quiere ni imaginar, ni siquiera debió ocurrírsele a ningúno de nuestros parientes en aquella época históricamente afortunada para los Vivoni, Ramírez y Acosta. Pedro Pascual fue diríamos que el sueño de tantas damas sangermeñas y mayaguezanas. Hablamos de la década de los cuarenta. Yo fui vecino de Pedro Pascual y Yuyú. Viví en ese vecindario desde el 41 hasta el 46. Eran Celia y Olga, Pedro Pascual y Yuyú. Recuerdo también a Georgy y Dicky [Martínez] a un lado y Pedro Juan, Maso y Paul al otro lado. Nuestros vecinos de la Calle Luna.  Luego, a pesar de nuestro cambio de residencia a Caguas, nuestras visitas a San Germán eran frecuentes. Beba y Marie permanecieron en San Germán. Visitabamos a Celia y Olga [Dominguez] con mucha frecuencia. Inclusive cuando se mudaron a Guayama íbamos a dar la vuelta. La enfermedad de Pedro Pascual fue dolorosa para nosotros. Recordemos que en nuestra familia ya había habido tragedias. La muerte de Pepe y Carlos fue una terrible tragedia. La de Saro, ni hablar. Creo que de la misma manera que mi padre y mis tíos se vieron afectados por la muerte de Carlos, y la muerte de Pepe a sus hijos, sucedió con Pedro Pascual respecto su familia. Yuyú debió afrontar más que eso todavía. Dos muertes más y la dura tarea de criar a un ser que definitivamente iba a requerir de una buena dosis de paciencia y de dedicación. Mi entrada el seminario el en 62 y luego mis estudios fuera de Puerto Rico durante más de diez años (Florida, Roma, Nueva y York), más mis años de ministerio pastoral me alejaron de ese círculo sangermeño. Mis visitas a San Germán se limitaron a ver a Beba [Magdalena Acosta] y a Marie [Ramirez] con quienes sostuve un estrecha relación. Celia Olga, Yuyú y los muchachos fueron figuras que en muy breves ocasiones veía. Esto a partir de la década de los sesenta. Por razones que no he podido descifrar bien, Yuyú permaneció como figura secundaria. A veces pienso que la total entrega de Yuyú a su hija (dedicación compartida también por Celia y Olga) la transformó totalmente. Pedro Pascual y los muchachos absorbían toda la energía y hacía quizá difícil entrar en ese ámbito tan profundo. Yuyú, pienso, pertenecía a una demensión algo distinta. Era académica, artesana, pensadora, profundamente religiosa y quien sabe qué otras cualidades más. Para mí todo esto permanecía escondido.

Carlos Manuel Ramírez
1 de febrero de 2011
Anoche estuve hablando con mi madre [Tía Yía].  Le preguntaba sobre Yuyú, sus recuerdos. Me contaba que cuando Pedro Pascual se enfermó, Ricardo [Ramírez] lo acompañó a Estados Unidos. Allí recibió tratamiento. Yuyú no pudo ir debido a que debía cuidar de Marián. Cuando Miguel Antonio Domínguez, hermano de mi abuelo, enfermó de cancer del colon, fue mi padre [Carlos Miguel] quien lo acompañó a la Clínica Mayo en New York. Parece que era una tradición familiar de entonces la de ir a Estados Unidos a tratarse con médicos. Don Pedro Acosta también fue a Nueva York a tratamiento no sé de él o de Doña Nena. Yuyú fue maestra en Mayaguez durante algunos años. El matrimonio con Pedro Pascual interrumpió esa carrera. Mr. Casablanca, me dice mi madre, el principal de la escuela pública de San Germán en la década de los treinta, era pariente de Yuyú. Mi madre estudió el cuarto año de la escuela superior en esa escuela (la superior de San Germán) junto a Alfredo [Vivoni] , creo que también Mario [Ramírez] y otros tantas figuras sangermeñas. Me dice mi madre que tanto Yuyú como Pedro Pascual eran personas de muy bella apariencia. Pero me aclara que Enriquito [Vivoni], tu padre, cuando de belleza se trataba, era inclusive más atractivo.  Un hombre alto y simpático. De Alfredo también tiene mi madre palabras de elogio. Mi madre siempre hablaba de Marian (supongo que se llamaba Mary Anne), de sus estudios en San Juan, de la enorme dedicación de sus padres a la educación de esa niña, de Celia y Olga y la relación de ellas con la niña. Quizá pueda decirse que si hablamos de magisterio, de una madre y una maestra, es Yuyú la número uno.
Carlos Manuel Ramírez

NOTA: Añadidos los apellidos en color violeta. E.V.

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Para la celebración de sus 100 años de vida por Amina Tió Vivoni
                                                    
DECIR TÍA YUYÚ

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR CALOR.
CALOR QUE SOLO LO DÁ LA EL CARIÑO CON EL QUE NOS RECIBE EN SU CASA QUE HACE QUE LA SINTAMOS NUESTRO HOGAR TAMBIEN.

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR TALENTO
NO UNO... SINO MUCHOS... TODOS.
TALENTO PARA TEJER, PARA PINTAR, PARA DIBUJAR, PARA CONVERSAR, PARA ACONSEJAR PARA CUIDAR, PARA QUERER.

DECIR TIA YUYÚ ES DECIR SABIDURÍA 
ENSEÑA CON SU EJEMPLO QUE EL AMOR LO PUEDE TODO, LO LOGRA TODO, LO VENCE TODO.
NOS ENSEÑÓ A TRAVÉS DE MARIANNE A SER CADA VEZ MEJOR; Y CON ESE EJEMPLO VIVIENTE Y SIN PALABRAS, NOS ENSEÑÓ QUE SE PUEDEN HACER COSAS QUE PENSÁBAMOS QUE NUNCA ALCANZARÍAMOS NI QUE TENÍAMOS LA CAPACIDAD PARA LOGRAR.

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR DEDICACIÓN
DEDICACIÓN A SER FELÍZ A PESAR DE LOS TROPIEZOS, TRISTEZAS Y OBSTÁCULOS QUE NOS PRESENTA LA VIDA.   SU CONSIGNA: SER FELÍZ.

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR MADRE
PORQUE ES MADRE EXTRAORDINARIA PARA SUS HIJOS PERO TAMBIÉN MADRE PARA MUCHOS.
ERA MI MAMÁ CUANDO, ACARICIÁNDOME LA CABEZA, ME SENTABA EN SU FALDA DE CHIQUITA Y ME DECÍA: TU ERES UNA ¨POLQUELÍA" Y CON ESAS PALABRAS TAN ESPECIALES HACER QUE ME SINTIERA QUERIDA.

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR ALIMENTO
 POR LO SABROSO DE SUS ALMUERZOS Y MERIENDAS CON SUS DULCES DE LECHOZA Y DE GUAYABA Y SU CAFÉ CON LECHE Y PAN, Y POR LO SABROSO DE SUS CARICIAS Y SOBITOS.

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR MAESTRA
 ENSEÑÓ A TRATAR A TODOS POR IGUAL, A SER PACIENTE, A ENTENDER QUE ERA BUENO COMPLACER Y AYUDAR A LOS DEMÁS SIN QUE LOS DEMÁS SE DIERAN CUENTA.

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR COMPLICIDAD, RISAS, DISCIPLINA, INGENIO, BUEN HUMOR.

DECIR TÍA YUYÚ ES DECIRLO TODO.
EN FIN, DECIR TÍA YUYÚ ES DECIR
AMOR.


TE QUIERO, TÍA YUYÚ
AMINITA
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Y celebramos el cumpleaños 100 de ella en el Centro de Convenciones de San Germán el 2 de noviembre de 2014.  La fiesta estuvo excepcional.  Familiares y amigos...especialmente sus hijos Peyo y Paul, nietos biznietos y sobrinos,   Se presentaron visuales de distintos momentos de su vida y Peyo leyó una carta de felicitaciones del gobernador García Padilla. 

La invitación a la celebración
Tía Yuyú, mi buena amiga de tanto tiempo el dia de su cumpleaños.
Luchy y Tía Yuyú, siempre bromeando... el día del cumpleaños



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