[Es probable que muchos vivamos ajenos a ésta realidad porque el tren de vida que llevamos nos impele a un
pragmatismo de sobrevivencia y a veces de apariencias: a concentrarnos en
el pago de lo que comemos y vestimos, los gastos de la escuela de los hijos,
satisfacer el importe de la luz y el agua, de la hipoteca de la casa y el auto; la inseguridad del
empleo, los tapones, las malas noticias con que nos apabullan los medios, el temor ante la
criminalidad, la politiquería y para colmo, un gobierno que está en quiebra.
La situación personal y familiar
inmediata nos aleja de considerar la perspectiva que tiene como Norte una visión sobre el
bienestar colectivo puertorriqueño…aunque todos sabemos que nos afecta en lo más
íntimo.]
Nuestro
individualismo grita reclamando un reconocimiento protagónico; ‘aquí
estoy,…valgo’, cuando no es necesario reafirmarlo si no existe la
duda. Siglos empollando la noción de que no podemos; que sin los de
afuera nos morimos de hambre o nos comemos por los rabos; que tienen que venir
a traer pan, democracia y justicia. ¿De verdad qué es así? En un
sentido, carece de relevancia si es o no cierto, basta que se perciba de ese
modo, si finalmente todo es según el color del cristal con que se mire. Conforme
crees, te expresas; ¿y cómo lo hacemos?
La
ruptura que acontece al asumir responsabilidad por el propio destino – en otros
tiempos y lugares - ha estado marcada por la violencia. Para los
puertorriqueños, debe ser con la fuerza de las convicciones, el peso de la
razón, la iniciativa y la solidaridad rumbo hacia cualquier cambio; primero de
actitud y perspectiva; a paso lento pero seguro, y el igualmente
importante camino hacia las acciones.
Cada cual mire
primero a los rencores que ha provocado la dependencia y la minusvalía, y lo
que se genera en la mente y el corazón, porque el razonamiento envenenado
genera venganza – sacar un clavo con otro clavo- una tiznadura que busca
desquitarse incursionando en la matanza destructora… para crear
vida. Por eso cabe preocuparse por qué es lo que hay adentro cuando
se invita a que venga una tormenta para que nos traiga algo bueno: lluvia ante
la supuesta sequía, dinero por las cosechas destruidas pero aseguradas y muchos
toldos azules, por la pérdida de techos y propiedades, porque así nos llega
ayuda.
¡Construyamos
con manos limpias, con esfuerzo y nuevas ideas! Por nuestros hijos, nietos y
los nuestros. ¡Por Puerto Rico!
Nota: Ante el inminente paso de la Tormenta Érika el 27 de agosto
de 2015.