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miércoles, 7 de junio de 2017

La tensión y distensión de nuestro Pueblo


   Andamos por el camino de las complejidades que acompañan a los conflictos y en dirección a la solución de los mismos.  Se trata de un recorrido cuyas apariencias son contradictorias, aunque la realidad es que son complementarias.  En el proceso se asumen posturas a favor o en contra de Oscar, de la huelga en la UPR, de la junta de control fiscal, de la gobernación, el plebiscito, de la independencia, la estadidad y el ELA; en fin la manera en que respondemos a casi todo lo que acontece en el país. El panorama ofrece tantas opciones y razones, como las personas que de una u otra manera nos identificamos con ésta Tierra. Ahí están incluidos no sólo los seres ‘inteligentes’ y ‘reflexivos’, se encuentran los ‘enajenados’, los ‘apáticos’ y los ‘abstenidos’.  En algún punto dentro de ese océano de procesos lógicos e ilógicos, de buenos y malos sentimientos y de reacciones, estamos ubicados tú y yo.

Puerto Rico en el proceso de ser
 Cabe preguntarnos: ¿dónde coincidiremos los puertorriqueños respecto a las soluciones y los cambios favorables que todos queremos para Puerto Rico? Probablemente no estemos conscientes de la trayectoria por la cual atravesamos dentro de este conjunto de energías y fuerzas que generamos.      Es precisamente en nuestros momentos críticos cuando afloran los fundamentos más profundos de lo que somos: un pueblo esforzado, solidario, hospitalario y alegre; con una creatividad y una sensibilidad extraordinaria… con un espíritu de superación y de pertenencia excepcionales. Creo que esas raíces históricas y sociales, son las que al final de cuentas nos unen en el proceso.
   ¡Adelante, boricua!

miércoles, 5 de octubre de 2016

Algunas lecciones ante PROMESA

#1.No aprendamos su ejemplo.  El bien es lo que procuramos hacer; no el mal. Ese tipo de enseñanza refleja la manera de actuar y los valores del gobierno de los Estados Unidos. Los puertorriqueños somos diferentes. Precisamente quienes aquí imitan ese comportamiento son los que tienen nuestro país como está. Rechazamos la injusticia y la maldad que representa la junta de control fiscal federal.

#2. Usar dos varas diferentes para castigar un mal es una cosa, pero castigar por un lado y premiar por otro es un fenómeno amorfo y corrompido. Las personas que desempeñan funciones gubernamentales que reciben regalías o donativos, favorecen o se oponen a determinadas medidas que son del interés de quien regala. El Congreso de los Estados Unidos ha facultado por ley a los miembros de esta contradictoria junta de control fiscal federal para que estos puedan recibir regalías.La Secretaria de Salud de Puerto Rico aprobó cierta medida para reglamentar el uso de medicamentos naturales y PROMESA la ha dejado sin efecto. ¿Habrán los cabilderos de las grandes empresas farmacéuticas estadounidenses tenido algo que ver con esto? ¿Estarán las regalías comenzando a tener efecto? No imitemos este proceder. Los puertorriqueños entendemos que esto es incorrecto. Nosotros creemos en la integridad y en la consistencia; somos gente decente con valores y principios. De manera que esto no es tan sólo un asunto de colonialismo; es además, la imposición de valores morales de un imperio en decadencia; rechacémoslo.

#3. Puerto Rico... te vengo a cobrar porque tu no has sabido pagar. ¡Qué tremendo!
#4. Abusar del poder es de por sí reprochable. Los malos manejos de personas en posiciones gubernamentales hacen de su gestión una censurable, porque su primera obligación y compromiso debe ser con el bienestar del Pueblo. Los puertorriqueños le llamamos a algo así, conflicto de interés. Siempre ha sido una razón de peso para incapacitar a una persona a desempeñarse en un puesto público. El Código Penal de Puerto Rico del 2012; Artículos 251 y 252 lo denomina delitos contra el orden público y aprovechamiento ilícito de trabajos o servicios públicos. Rechazamos un comportamiento tan encontrado con nuestros valores y leyes. No les imitemos.
#5. Estamos ante una junta que tomará decisiones que afectarán nuestros ingresos y gastos, al igual que nuestros recursos naturales. No tendremos la oportunidad de expresarnos antes de que las lleven a la práctica. La protesta y la marcha son estrategias válidas, pero hay que generar acciones de otra naturaleza. Menciono algunos sectores que disponen del talento y la inventiva para hacerlo: Colegio de Abogados, facultades de derecho, pintores, compositores, cantantes, músicos, escritores, iglesias, organizaciones de bases comunitarias, universidades, asociaciones profesionales, agricultores, ambientalistas, maestros, estudiantes, atletas y ciudadanos particulares. Hay que proteger a nuestro Pueblo de la arbitrariedad y el abuso, y asumir nosotros la responsabilidad de procesar a los
responsables de la ilegalidad y la corrupción. Este es un deber que está por encima de lineas partidistas.
#6. Debilitar nuestra autoestima; hacernos creer que carecemos de hombres y mujeres de bien; con capacidades y talentos para superar las más difíciles situaciones, es parte de una estrategia malsana de quienes nos vienen a imponer lo que ellos entienden que hay que hacer. Su única meta es cobrarle a los puertorriqueños los dineros de los bonistas y esa función está sobre nuestra constitución. Así lo expresa la ley que creó PROMESA. Para nada se considera el engaño y la ilegalidad de los irresponsables que han creado ésta situación. ¡Puertorriqueño, es tiempo de fortalecer todo lo que nos hace Pueblo!                                                     


En septiembre de 2016 entró en funciones la junta de control fiscal federal impuesta por el Congreso de Estados Unidos a Puerto Rico.  Desde enero de éste mismo año he estado desarrollando una campaña vía 'feisbuc' y en mi cuaderno cibernético para promover la creación de una junta de gobernación puertorriqueña y rechazando la junta.
Entre el 22 y el 29 de septiembre de ese año publiqué éstos carteles como parte de la misma. 

Edric E. Vivoni Farage
Hacienda Luz de Luna
Adjuntas, Puerto Rico


martes, 20 de septiembre de 2016

Leyes de Cabotaje; una larga jornada que habrá de continuar hasta que hagamos justicia

         Con sus firmas, miles de estadistas, independentistas y estadolibristas endosaron una solicitud hecha al liderato político del país para que junto a las elecciones de noviembre próximo se llevase a cabo un referendum sobre las leyes de cabotaje.  En ello hubo la inversión de  unos 500 días de trabajo continuo a través de los medios electrónicos.  
         Veamos algo de trasfondo.  En 1914, el Congreso de los Estados Unidos decidió aplicar a Puerto Rico sus leyes de transporte marítimo, de manera que el acarreo entre ambos países tenía que realizarse en embarcaciones fabricadas, tripuladas y documentadas por los estadounidenses.  Un siglo después, los importadores de la Isla están desembolsando, cada año, un exceso de $750 millones por la misma travesía que se le ofrece a destinos similares al nuestro.  En gran medida, esto se refleja en los altos precios que los puertorriqueños pagamos al adquirir productos provenientes de EEUU.  Ello equivale a un 85% de lo que consumimos.  El sobreprecio es tan significativo, que cubre una cuarta parte de los gastos operativos de toda su marina mercante; la cual comprende alrededor de 465 embarcaciones privadas.  Anteriores esfuerzos recientes para exonerar a Puerto Rico han sido infructuosos.  En 1995-1996 se aprobó una resolución legislativa suscrita por los tres partidos, pero las uniones de estibadores de los puertos en EEUU y una mayoría Demócrata sepultaron la iniciativa.  En el 2015 se presentó el asunto ante las Naciones Unidas y los resultados fueron similares.
        
Bandera que diseñé para la campaña
Ante ese estado de cosas, una campaña para realizar una consulta al Pueblo en noviembre, le hubiese añadido al reclamo la fuerza del voto democrático.  Durante un año y medio solicité pública y privadamente el apoyo de todos los líderes partidistas, visité El Capitolio, sostuve reuniones, hice llamadas, escribí cartas, publiqué carteles y columnas, y recogí firmas.  Finalmente le solicité al Gobernador que incluyese el asunto en la agenda de la sesión extraordinaria de la legislatura; pero la misma no va a ser convocada. 
         Comparto algunas lecciones aprendidas en el proceso.  Una mayoría de los líderes políticos exhiben un grado de inaccesibilidad y arrogancia.  En ellos predomina el protagonismo;  las luchas de poder y sus intereses y fidelidades muy poco tienen que ver con el bienestar del Pueblo.  Muchos de nuestros políticos están pendientes a lo que dice ‘el americano’ y responden con una expectativa sumisa y temerosa a lo que entienden que ‘ellos’ piensan.  Mejorar el país va a requerir que tanto los partidos como los votantes modifiquemos, de raíz, actitudes.     

         Termino agradeciendo el apoyo de tantos buenos habitantes de ésta Tierra que se mantienen en pie de lucha dentro de la sinrazón de los gobernantes. A todos los que se unieron a ésta gesta; especialmente al MUS y a María de Lourdes Guzmán quienes lo hicieron desde los inicios.  ¡Falta camino, pero en el proceso lograremos la justicia!  

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TRIBUNA INVITADA

por Edric E. Vivoni Farage









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Las Leyes de Cabotaje y los políticos sumisos

Con sus firmas, miles de estadistas, independentistas y estadolibristas endosaron una solicitud hecha al liderato político del país para que junto a las elecciones de noviembre próximo se llevase a cabo un referéndum sobre las Leyes de Cabotaje. En ello hubo la inversión de unos 500 días de trabajo continuo a través de los medios electrónicos.
Veamos algo de trasfondo. En 1914, el Congreso de los Estados Unidos decidió aplicar a Puerto Rico sus leyes de transporte marítimo, de manera que el acarreo entre ambos países tenía que realizarse en embarcaciones fabricadas, tripuladas y documentadas por los estadounidenses. Un siglo después, los importadores de la Isla están desembolsando, cada año, un exceso de $750 millones por la misma travesía que se le ofrece a destinos similares al nuestro.
En gran medida, esto se refleja en los altos precios que los puertorriqueños pagamos al adquirir productos provenientes de Estados Unidos. Ello equivale a un 85% de lo que consumimos. El sobreprecio es tan significativo, que cubre una cuarta parte de los gastos operativos de toda su marina mercante; la cual comprende alrededor de 465 embarcaciones privadas.
Anteriores esfuerzos recientes para exonerar a Puerto Rico han sido infructuosos. En 1995-1996 se aprobó una resolución legislativa suscrita por los tres partidos, pero las uniones de estibadores de los puertos en Estados Unidos y una mayoría Demócrata sepultaron la iniciativa.
En el 2015 se presentó el asunto ante las Naciones Unidas y los resultados fueron similares.
Ante ese estado de cosas, una campaña para realizar una consulta al pueblo en noviembre le hubiese añadido al reclamo la fuerza del voto democrático. Durante un año y medio solicité pública y privadamente el apoyo de todos los líderes partidistas, visité El Capitolio, sostuve reuniones, hice llamadas, escribí cartas, publiqué carteles y columnas, y recogí firmas. Finalmente, le solicité al gobernador que incluyera el asunto en la agenda de la sesión extraordinaria de la Legislatura pero la misma no va a ser convocada.
Comparto algunas lecciones aprendidas en el proceso. Una mayoría de los líderes políticos exhiben un grado de inaccesibilidad y arrogancia. En ellos predomina el protagonismo; las luchas de poder y sus intereses y fidelidades muy poco tienen que ver con el bienestar del Pueblo.
Muchos de nuestros políticos están pendientes a lo que dice “el americano” y responden con una expectativa sumisa y temerosa a lo que entienden que “ellos” piensan.
Mejorar el país va a requerir que tanto los partidos como los votantes modifiquemos, de raíz, actitudes.
Termino agradeciendo el apoyo de tantos buenos habitantes de ésta Tierra que se mantienen en pie de lucha dentro de la sinrazón de los gobernantes. ¡Falta camino, pero lograremos la justicia!


Versión escrita para El Nuevo Día 
  Un amigo me remite éste artículo importante. 30 noviembre de 2022.     https://www.yalelawjournal.org/note/the-neglected-port-preference-clause-and-the-jones-act