jueves, 28 de marzo de 2013

No es pellizco de ñoco



 Por supuesto que no hemos perdido la capacidad de indignarnos ante los abusos.  No sólo ante el trato humillante y despótico que ofende la integridad y el valor de los seres humanos y de los pueblos, sino cuando se asfixia nuestra iniciativa empresarial y económica.

Hace poco tiempo consternó al país, la estudiante que arremetió contra su compañera de escuela.  Se inundaron los medios de la ‘noticia’, o más bien de la desgracia. Nuestra respuesta colectiva condenando el atropello fue acertada.  Se precisó de medidas correctivas a todos los niveles; remoción de la agraviante de su hogar, orientaciones sobre el ‘bulin’, medidas administrativas y aún legislativas para suprimir ese tipo de conducta y señalamientos analíticos sobre posibles fuentes de esa violencia.

Hay una desgracia mayor.  Unos días atrás se dio a conocer un informe oficial del gobierno de los Estados Unidos que cataloga y reconoce como abusiva la aplicación de las leyes de cabotaje a Puerto Rico.  El editorial de El Nuevo Día correspondiente al 22 de marzo del 2013 las describe como opresivas y expresa que: “Ahora, tiene que haber una respuesta contundente, rotunda y pertinaz de todo el Gobierno y de todo el País, que nos sacuda el yugo de las leyes de cabotaje.”

¿Qué haremos ante éste ‘bulin’ nacional?  Llegó la Semana Santa y entre la religiosidad y los festejos, pasamos el trago amargo de conocer algunos detalles sobre la confesión del abusador. Respondimos con  desconcierto y desaprobación, pero la afrenta es continua.  No sólo nos siguen ‘robando’ 700 millones al año; la deshonra que ejecutan es deliberada e intencional.   

¿Se atreverá la legislatura a aprobar una medida en defensa de nuestro honor, declarando inaplicables tales leyes a Puerto Rico?  Ciertamente es un paso valiente; pero no es para menos.  La situación lo requiere, el país lo amerita.  Adelante. *

 

*Escrita el 28 de marzo / publicada en mi blog en 4/8/2013


martes, 26 de marzo de 2013

Lloviendo sobre mojado…pero de vez en cuando hay que crear tormentas



Hay que romper las cadenas que aprisionan nuestras mentes.
      Por supuesto que lo sabemos. Eso es lo triste y deprimente, especialmente al pensar en nuestro país.  Hace más de medio siglo lo vienen diciendo ‘los independentistas’;  las leyes de cabotaje nos asfixian económicamente y son un brazo colonizante de los EEUU sobre los puertorriqueños. Claro, que como se trata de la extrema izquierda del espectro político boricua, se piensa que el asunto está teñido de rojo e inmediatamente se hace la conexión con el comunismo y los tentáculos siniestros que nos llegan desde Cuba.  Ese es el cuco que dispara los temores y los fanatismos, que levanta una cortina de humo que nubla nuestra comprensión y que termina dividiéndonos en las mismas parcelas de siempre; que nos adentra profundamente en la inacción. Pero ahora, la fuente de la información es la Oficina de la Contraloría General (GAO) de los propios ‘vecinos del Norte’.   
    El estudio reconoce que el monopolio de las cuatro navieras estadounidenses que operan entre los puertos de Estados Unidos y Puerto Rico va en contra de los intereses de la Isla, pero más que eso; concluye que liberar a la Isla de las normas federales de cabotaje atentaría contra el futuro de la Marina Mercante estadounidense y hasta de su seguridad nacional.  (De ser así, tenemos la llave del control sobre ellos.)   
   ¿Y cómo es que afecta ‘nuestros intereses’?  Sencillo.  Sea cual sea nuestra preferencia de color partidista o nuestra ideología política, el costo de los productos que todos adquirimos es más alto de lo que debería  ser, porque de otra manera, los buques estadounidenses dejarían de tener las excesivas ganancias que obtienen de cada consumidor puertorriqueño.  En otras palabras, se trata de un abuso que afecta el bolsillo y que encarece el precio de vivir y de hacer negocios aquí.
 En Vieques se sacó una marina, ahora habrá que sacar otra.

miércoles, 6 de marzo de 2013

El tiempo es capturado


En el 72
En el 13
  Hay momentos en que nos detenemos en la existencia y cuadramos las experiencias vividas.  El ser es eterno, pero limitado a éste lado de la realidad.  Tan sólo tenemos consciencia de un corto intérvalo; enriquecedor en miles de maneras.  Describir y registrar son fotografías del estado presente convertido en pasado. Otros las capturarán y lograrán descifrarlas…a su manera.  Mientras tanto, sigamos disfrutándola agradecidamente.   
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junio de 2020
Foto tomada por Magnolia Vivoni Avilés
 

martes, 12 de febrero de 2013

¡Libertades!


 [En memoria de Moisés Rosa Ramos y Hernán Cortés Serrano, dos valientes que siguieron el curso judicial de los reclamos, y que finalmente recibieron un NO HA LUGAR.  En la foto aparecen frente a las escaleras del Tribunal Supremo de Puerto Rico depositando un ramo de flores en señal de protesta.  Al mismo le acompañó la siguiente nota: “La misión de la judicatura es hacer justicia. Esa responsabilidad se viola cuando la consecuencia de una sentencia es castigar a quien hace el bien. Si el efecto práctico es suprimir la libertad y condenar al hombre al grave riesgo de perderla y en el proceso la corte viola la ley; estamos ante la tiranía“.  El tercero en la foto, con barba blanca y gafas, es Edric Vivoni Farage, abogado.]  

Rosa Ramos, Vivoni Farage y Cortés Serrano
     El tirijala que existe respecto al control de armas no es nuestra lucha. En un sentido estricto no lo es. Se está llevando a cabo en los EEUU ante el intento del gobierno de esa nación por restringir derechos constitucionales. Esta no es la trayectoria del gobierno de un sólo país.  Ante la inconformidad e insatisfacción, los reclamos, protestas y manifestaciones de las personas, los gobiernos aumentan su esfera de controles.  Eso significa disminuir,  limitar y hasta penalizar el ejercicio de libertades ciudadanas.  Algunos sistemas gubernamentales entienden que el derecho al voto, la representación de la ciudadanía o de sectores por cuerpos directivos, congresionales o legislativos provee la suficiente oportunidad para que las personas se expresen.  Nada más lejos de la verdad, pero bajo tal creencia, las protestas son vistas como obstáculos e impedimentos a la gestión estadual; al ejercicio del poder de administrar el país.
   Así las cosas, la lucha se ha convertido en una entre gobernantes y ciudadanos... controles y libertades.  Y eso nos afecta doblemente.  
        Primero; porque cada derecho que se limita, pierde, o no se reconoce significa mayor opresión y menor libertad.  La razón de ser de los gobiernos es salvaguardar los derechos de las gentes y establecer un mínimo de orden social.  Los gobiernos no se instituyen para crear empleos, educar y proveer salud.  Mucho menos para regular 'ad nauseam' todo aspecto de la vida de las personas.
Alberto De Jesús (Tito Kayak) y 
agentes de la fuerza gubernamental
  Segundo; porque en Puerto Rico desconocemos el verdadero significado de la libertad. Por una parte, se ha identificado como independencia política, y por tanto, hasta que no llegue la última, no se puede ejercitar la primera.  Adicionalmente, nos hemos adaptado a la idea de que la libertad está garantizada por un doble control. Gobierno local y gobierno federal. ¿Por qué no nos manifestamos? ¿Por qué las protestas por las injusticias y los abusos son cada vez menos frecuentes y más apocadas?  ¿Por qué nuestros reparos se expresan a través del cinismo, la frustración y la depresión colectiva?  ¿Por qué tanto consumo de alcohol y de drogas?  Se nos ha 'domesticado' no por uno, sino por dos gobiernos.
     La lucha por el ejercicio de derechos frente a los controles guber- namentales es la lucha de todos nosotros.  ¡Adelantemos la libertad!


Publicada la columna en:
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miércoles, 6 de febrero de 2013

Simplemente una ilusión


Sí, estamos sorprendidos, molestos, y algunos hasta arrepentidos. No lo digo por mí.  No acudí a las urnas en las pasadas elecciones.  Le vi poco sentido al escoger entre azules y rojos…, y respecto a los demás, ni siquiera tuvieron la capacidad de realizar alianzas para lograr representación legislativa.  Claro que fueron motivo de sorpresa y alegría ciertas ‘victorias’ y ciertas ‘derrotas’, pero éstas más bien fueron el producto de una efervescencia contagiante y generalizada típica de la campaña política.   
La situación de Carmen Yulín en San Juan nos mantiene observando con una cautelosa esperanza.
La realidad es que era ilusorio esperar otra cosa de una elección entre las “D” y las “F” cuyo fatal destino era un ‘deficiente fracaso’.  Así fueron catalogados los dos principales candidatos tras una encuesta realizada por El Nuevo Día un año antes de la votación. [Vea mi columna – Entre las des y las efes – en éste blog.] Claro que la propaganda, las estrategias de las campañas de publicidad y las creaciones cosméticas de carácter, unidas a las millonarias inyecciones de un capital básicamente oportunista cumplieron su cometido; cambiar el color del control.  Estamos exactamente donde era previsible; ante el continuismo administrativo, el cambio estético, la falta de visión y la ausencia de un nuevo proyecto de país. Regresamos demasiado pronto a ‘la realidad’.  Defensas y ataques enfilados al 2016, y tras bastidores, la concesión de beneficios y privilegios amiguistas a los allegados.
Un prestigitador
¿Por qué frustra tanto?  Es que todos queremos creer en un mejor Puerto Rico, y  mal logramos ese deseo cuando ciframos nuestras expectativas en el gobierno.  Los políticos y los medios lo transmiten así; que el bienestar del país depende de los primeros.  Es parte de las ínfulas del poder que nos alcanza, pero la realidad es que la tarea es de cada uno de nosotros.  Puerto Rico es el conglomerado de gente de todos los calibres y a todos nos corresponde poner nuestro granito de arena.  Lo demás es simplemente una ilusión.